Vuelta al cole de niños con necesidades educativas especiales: ¿Cómo afrontar el regreso a las aulas?

La vuelta al cole de los niños con necesidades educativas especiales es un momento crucial que requiere una atención singular por parte de los docentes y de la escuela en general. En las primeras fases del contacto tras el regreso a las aulas, es fundamental detectar y atender tempranamente estas necesidades para garantizar el desarrollo y el aprendizaje de los niños.

Los alumnos que requieren apoyo educativo son aquellos con discapacidades, problemas de neurodesarrollo, conducta o altas capacidades. La Educación Infantil tiene un papel fundamental en asentar las bases para la inclusión de todo tipo de alumnado y desempeña una función preventiva, según se recoge en un artículo especializado de la revista de la Universidad por Internet (UNIR) en el que se aborda el enfoque pedagógico para estos escolares.

Existen diferentes tipos de necesidades educativas especiales dependiendo de las características de los niños

Las principales necesidades educativas especiales se agrupan en diferentes áreas, como la autonomía y adquisición de rutinas, la identidad, el desarrollo psicomotriz, el juego y la competencia lingüística

Existen diferentes tipos de necesidades educativas especiales en esta etapa, algunas de ellas son transitorias, como un ritmo de maduración lento, mientras que otras requieren apoyos específicos por parte de la escuela. Estas necesidades se agrupan en áreas como la autonomía y adquisición de rutinas, la identidad, el desarrollo psicomotriz, el juego y la competencia lingüística.

En cuanto a la autonomía y adquisición de rutinas, es fundamental que los niños aprendan hábitos de la vida cotidiana, como el aseo, el descanso o comer sin ayuda. También deben adaptarse a las dinámicas del aula, como recoger y compartir el material, respetar la fila, hacer las actividades escolares sin ayuda o en colaboración con sus compañeros

En relación con la identidad, es importante que los niños aprendan el esquema corporal, identifiquen sus emociones y fomenten la seguridad en sí mismos. Algunos niños pueden manifestar problemas afectivos y emocionales que se traducen en comportamientos recurrentes, como llantos, inseguridades, rabietas o ansiedad a la separación de los padres. Desde la escuela infantil se enseña a los niños a manifestar sus emociones a través de otras vías, como el lenguaje, el dibujo, la música o con representaciones teatrales.

En cuanto al desarrollo psicomotriz, es frecuente que algunos niños al inicio de la Educación Infantil presenten déficits en su desarrollo motor, como coordinación, marcha o vocalización. El maestro de Educación Infantil puede impulsar el desarrollo de destrezas motrices creando un "rincón de psicomotricidad" y planificando actividades y juegos que incidan en las dificultades concretas que presenta el niño.

Con relación al juego, algunos niños llegan a la escuela infantil sin saber jugar o su juego es más básico que el del resto de sus compañeros. El juego no solo es un excelente recurso didáctico para el profesor, sino que también es una actividad imprescindible en la vida del niño para su desarrollo emocional, social, motor y cognitivo. Los primeros años de Educación Infantil son el momento propicio para enseñar a los alumnos a jugar y que aprendan jugando.

La vuelta al cole de los niños con necesidades educativas especiales genera preocupación a padres y alumnos

El regreso a las aulas de los niños con necesidades educativas especiales puede generar cierta preocupación tanto en los padres como en los docentes. Es importante tener en cuenta que cada niño es único y requiere un enfoque individualizado. Es fundamental establecer una comunicación fluida entre la escuela y la familia para conocer las necesidades específicas de cada niño y poder brindarles el apoyo necesario.

Una de las claves para afrontar el regreso a las aulas es la planificación. Los docentes deben contar con un plan de acción que incluya estrategias y recursos adaptados a las necesidades de cada niño. Es importante establecer metas realistas y trabajar de manera colaborativa con otros profesionales, como psicólogos o terapeutas, para garantizar el éxito de la inclusión educativa.

Además, es fundamental crear un entorno inclusivo en el aula. Esto implica fomentar la participación activa de todos los niños, promover la empatía y el respeto hacia las diferencias, y adaptar los materiales y actividades para que sean accesibles para todos.