¿Por qué duele tanto un golpe en el codo?

Hay zonas en nuestro cuerpo donde un simple golpe nos hace “ver las estrellas”. Una de las más habituales es el conocido como “hueso de la risa”, es decir, esa parte del codo especialmente sensible que nos provoca una dolor intenso que se extiende hasta el dedo meñique de la mano. Pero ¿por qué precisamente en ese punto? ¿Qué hay ahí para sentir esa sensación tan desagradable capaz de dejar entumecido el antebrazo?

El hueso de la risa no es un hueso

A pesar de esta denominación popular, realmente no estamos hablando de ningún hueso, sino de una parte situada en el codo por donde pasa el nervio que llega hasta la mano. Esa zona está más desguarnecida de lo habitual, ya que la mayor parte del sistema nervioso de nuestro cuerpo suele encontrarse más protegido.

Sin embargo, el nervio cubital al pasar por el codo apenas tiene protección (no cuenta con un hueso delante ni con la suficiente piel que lo salvaguarde). Esto provoca que cualquier golpe nos produzca un intenso dolor que se extiende por todo el antebrazo hasta el dedo meñique como si de una descarga eléctrica se tratara.

Además del fuerte dolor, se nos queda una sensación de cosquilleo y entumecimiento que tarda unos segundos –e incluso unos minutos– en desaparecer. Sin embargo, no hay que preocuparse, ya que se trata de una dolencia habitual a cualquier persona. Solo habrá que preocuparse si el dolor persiste o si se produce en otras ocasiones en las que no haya existido ningún golpe o traumatismo. En ese caso, lo más adecuado será visitar al médico para informar de lo que sucede.

El dolor en el codo persiste

Como hemos visto, un golpe en el codo duele tanto porque afecta directamente al nervio cubital, que es uno de los tres principales que recorren el brazo. La sensación se pasa al cabo de unos minutos, pero puede darse el caso de que esa sensación de dolor y hormigueo sea habitual. En ese caso es probable que suframos síndrome del túnel cubital.

“El entumecimiento y la sensación de hormigueo de la mano y de los dedos son síntomas frecuentes del síndrome del túnel cubital”, explican en la American Academy of Orthopaedic Surgeons, donde además añaden que en la mayoría de los casos estos síntomas pueden controlarse mediante tratamientos que no requieren una intervención quirúrgica (cambios en las actividades habituales, uso de férulas…). Eso sí, “si los métodos no quirúrgicos no mejoran los síntomas, o si la compresión del nervio causa debilidad muscular o daño en la mano, el médico podría recomendar una cirugía”.

En cuanto a los factores de riesgo, esta asociación apunta los siguientes: fractura previa o luxación del codo, espolones óseos o artritis del codo, inflamación de la articulación, quistes cercanos a la articulación, y actividades repetitivas o prolongadas en las que hay que tener el codo doblado o flexionado.