La gente del campo está muy pendiente de lo que diga en estos momentos la predicción de las cabañuelas. Se trata de una tradición milenaria que se basa en la observación de la naturaleza en dos periodos: entre el 1 y el 13 de agosto para conocer qué pasará en la primera quincena de los primeros meses del año siguiente y del 13 al 24 de agosto para descubrir qué ocurrirá en la segunda quincena de los mismos meses. El pasado abril, Jorge Rey preveía un episodio de lluvias.
A pesar de que los expertos en meteorología han recordado muchas veces que las cabañuelas no tienen una base científica, y por lo tanto no son fiables, los agricultores vaticinan un otoño con lluvias regulares y una primavera de 2024 más bien seca. Unos chubascos, los de la estación que viene, que no vendrán nada mal dada la importante sequía que asola nuestro país.
Muchas horas trabajando en el campo, observando el cielo y tomando nota para predecir cómo va a hacer según las cabañuelas. José Luis Burgos, agricultor jubilado, asegura que "es una ciencia empírica", es decir, que está basada en la experiencia y en la observación de los hechos.
Burgos dice que son circunstancias que se repiten dependiendo del rocío, de la dirección del viento o de las presiones. Sus pronósticos llevan miles de años guiando a los agricultores y ganaderos.
Los meses de agosto y diciembre son claves para predecir el tiempo del año agrícola. Otro agricultor jubilado experto en cabañuelas, Benito Rojo, apunta que "del 8 al 10 de septiembre lloverá". Sólo el paso del tiempo le podrá dar o quitar la razón.
Los datos se los facilita Mariano Bustillo desde su observatorio meteorológico particular, en pleno corazón agrícola palentino. En más de medio siglo nunca había vivido un verano tan seco. Bustillo, colaborador con la Agencia Estatal de Meteorología, dice que "no ha habido dos meses juntos, de julio y agosto, que no se haya recogido precipitación".
Los expertos en las cabañuelas advierten un cambio climático brutal que también les está perjudicando en sus predicciones. "Antes acertaba más que actualmente por lo que estamos echando a la atmósfera de CO2", subraya Benito Rojo.
No obstante, Burgos destaca que tienen una media de aciertos en estos últimos años superior al 80%. Ahora, las cabañuelas piden un relevo generacional para que esta ciencia altruista siga estando al servicio del campo.