Los agricultores ya han dado la señal de alarma de lo que se nos viene encima como consecuencia de la fuerte sequía que padecemos y las temperaturas extremas más propias del verano que de este comienzo de la primavera. La situación en algunas explotaciones es dramática como relata Daniel Trenado, un agricultor extremeño de 32 años dedicado a cultivos como el olivo, el pistacho, la cebada o los guisantes y cuya formación como biólogo le permite mezclar ciencia y tradición para saber qué está pasando en el campo español con el miedo puesto en el episodio de falta de precipitaciones de los 90.
En un poderoso hilo de Twitter que cuenta con millones de visualizaciones, Trenado avisa de que "en gran parte de España este año no se va a cosechar ni un grano de cereal", una afirmación que matiza al diferenciar entre el sur peninsular sin tiempo ya para mejorar las cosechas y la zona norte del país "que van más atrasados y aún tienen un mínimo margen".
Trenado identifica con gráficas oficiales de pluviometría los diferentes factores que están afectando al campo español. El primero de ellos es la falta de precipitaciones: "Llevamos solo 178 litros, sobre 360 que deberíamos llevar a estas alturas. Pero es que lleva sin llover en condiciones desde diciembre", lo que le lleva a definir esta anomalía como "una sequía brutal".
La sequía y el calor extremos ya afecta a sus plantaciones de cebada cuya masa foliar, el conjunto de hojas que la componen ya está afectada por la falta de agua en un 90 % presentando un aspecto seco y amarillento más propia de agosto que del inicio de la primavera. Otros cultivos de Trenado padecen los mismos problemas como es el caso de los guisantes.
Ante esta realidad que muchas veces pasa desapercibida fuera del campo, Trenado confirma que "ante esto no se puede hacer nada. Ni tener mejores tractores, ni estar más tecnologizados, ni hacer una mejor gestión agronómica, ni mejorar la técnica. Nada. Te viene un año así y te jodes", concluye.
Las consecuencias económica de este desastre en la cuentas de resultado de los agricultores españoles es demoledor. Daniel Trenado desglosa cómo son estas cuentas y cómo dejan a los agricultores sin recursos para afrontar una nueva campaña si la presente es de absoluta quiebra.
En la zona de trabajo de este experto, la Campiña Sur de Extremadura, un agricultor medio tiene unas 100 hectáreas de cereal. Ajustando los costes, se puede "sembrar por unos 700-750 € la hectárea. Eso quiere decir que a precios actuales necesitas coger 3.000 kilos para no perder dinero. Si no llegas a eso empiezas a perder, si coges 0 pierdes todo. Como consecuencia, explica, "si pierdes 700 € por hectárea has perdido 70.000 € este año. Y a ver ahora de donde sale el dinero para la siembra del próximo año".
Para los agricultores "más afortunados de su zona", con suerte y tras ajustar los costes y cobrar los seguros agrarios, este año habrán "trabajado gratis, para nada". Otros, "jóvenes agricultores, que han entrado en un sector muy caro con un préstamo de por medio, ahora no saben como van a pagar las cuotas".
Para Trenado se trata de un auténtico "drama económico" que "amenaza con llevarse por delante a muchos agricultores, a muchos ganaderos, a muchas empresas de servicio que compraron máquinas de cosecha y tienen que pagar la letra, a los que venden abonos, fitosanitarios". Porque aunque en su hilo de Twitter se centre en los efectos en el agro, lo cierto es que también los ganaderos sufren las consecuencias de estos problemas.
Trenado los señala al comentar que "están igual o peor" ya que "el heno está a precios prohibitivos, mientras que la paja y el grano van a ser casi inexistentes este año" y recuerda que "los pastos casi que mejor no contar con ellos, viendo lo que ha llovido".
La crisis del campo español por los efectos de la climatología esconde también un efecto perverso y es que los grandes fondos inversores han puesto los ojos en las grandes parcelas agrícolas como nueva forma de invertir. No es de extrañar que el mayor terrateniente del mundo sea Bill Gates, fundador de Microsoft, según datos de The Land Reporter recogidos por el diario El País. Según esta fuente, "a nivel global se ha multiplicado por 15 el número de fondos que invierten en la compra de terrenos agrícolas".
Detrás de este fenómeno inversor, muchos ven la explosión de los gigantescos huertos solares que poco a poco van sustituyendo los cultivos por las placas solares, al calor del impulso de las energías renovables en nuestro país.
De hecho los agricultores denuncian que no solo se están dedicando a estas grandes superficies de placas solares terrenos de escaso valor agrícola, sino también suelo ubicado en algunas de las zonas más ricas por su valor productivo como es la Comarca de Tierra de Barros , en Badajoz.