Los incendios forestales, como el de Tenerife, solo se pueden atajar a tiempo con una buena vigilancia. Por eso el Ejército del Aire ha puesto en marcha en el Programa Centinela Gallego en esta comunidad como cada verano desde 2007. Un programa cuyo objetivo es detectar el fuego en sus primeros momentos y así controlarlo rápidamente.
La operación Centinela Gallego fue una idea surgida a raíz de la ola de incendios que asoló Galicia en 2006 y que evidenció la necesidad de contar con medios adicionales, lo que desembocó en un acuerdo entre la Xunta de Galicia y el Ministerio de Defensa que se renueva anualmente para evitar que un escenario así pueda repetirse.
Cada año por estas fechas de verano, los efectivos buscan por tierra y por aire al enemigo para acabar con él: son los incendios: con drones supervisan la evolución de las llamas, porque "desde el aire podemos observar todo."
Así son las imágenes nocturnas que envían los drones, que detectan el humo a 350 metros de altura. Su vigilancia se combina con la de las patrullas de la operación Centinela Gallego.
Durante mes y medio, 24 horas al día, siete días a la semana, un centenar de militares se despliegan sobre un terreno que demasiadas veces ha sido pasto de las llamas.
La quema de rastrojos son focos pequeños de incendios que pueden convertirse en un peligro por lo que de forma inmediata avisa a las brigadas forestales para que estén al tanto de la evolución de estas llamas. Tienen que estar pendientes de cualquier incidencia que pueda desencadenar un fuego en estas zonas rurales.
El año pasado avistaron más de 80 incendios, este año llevan 23 en toda Galica.