¿El dinero da la felicidad? Esto es lo que dice la ciencia

Siempre hemos escuchado esa máxima de que “el dinero no da la felicidad”, aunque haya habido sabias voces que no han estado muy de acuerdo con tal afirmación –Woody Allen dijo que “el dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia”–. Pero en los últimos años la ciencia lo ha estudiado y ha sido concluyente: las personas que tienen más dinero son más felices que las que cuentan con menos ingresos.

Cualquiera que tenga dificultades para llegar a fin de mes podría llegar a esa conclusión, especialmente con las subidas del IPC y del Euríbor que se han experimentado en los últimos tiempos. Sin embargo, la afirmación de que el dinero da la felicidad ha sido corroborada con un par de estudios. El primero de ellos ya se realizó en 2010 en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y expuso que la felicidad aumenta conforme lo hacían los ingresos, aunque a partir de los 75.000 dólares (cerca de 70.000 euros) los niveles se estabilizaban.

Más dinero, más felicidad

El segundo estudio es mucho más reciente. Se llevó a cabo en 2021 en la Universidad de Pensilvania, también en Estados Unidos, y se cargó de un plumazo ese límite de 75.000 euros. Según aumenta la cantidad de dinero que se tiene, así lo hace también el nivel de felicidad.

De hecho, en este estudio solo se observó una estabilización a partir de 500.000 dólares (unos 460.000 euros), aunque algunos de los que superaban esos ingresos, seguían mostrándose más felices. Según Matthew Killingsworth, investigador y autor principal del artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, “en los términos más sencillos, esto sugiere que para la mayoría de las personas, los ingresos más altos están asociados con una mayor felicidad”.

¿Son felices todos los ricos?

A priori, teniendo en cuenta ambos estudios, se puede afirmar que las personas con mucho dinero son siempre más felices. Sin embargo, hay algunas excepciones que también apuntan en este último artículo. Y es que hay quienes no aumentan su dicha a partir de los 100.000 dólares anuales. De hecho, el nivel de felicidad se estabiliza, lo que demuestra que siempre depende del dinero. 

“La excepción son las personas que tienen una buena situación económica pero son infelices. Por ejemplo, si eres rico y desgraciado, más dinero no te ayudará”, explica Killingsworth. Es decir, si no tienes estabilidad emocional, no cuentas con una buena relación con las demás personas o contigo mismo, no importará que sigas amasando euros o dólares, pues lo que se hará perenne será la infelicidad.

“El dinero es solo uno de los muchos factores determinantes de la felicidad. El dinero no es el secreto de la felicidad, pero probablemente puede ayudar un poco”, concluye el investigador con unas palabras que irremediablemente recuerdan a las que ya expuestas de Woody Allen. A fin de cuentas, Jacinto Benavente ya mostró sus dudas hace décadas cuando dijo: “Eso de que el dinero no da la felicidad son voces que hacen correr los ricos para que no los envidien demasiado los pobres”. Asimismo, Groucho Marx también tiró de ironía: “La felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”.