Este jueves se cumplen justo 10 meses de la desaparición de Natalia Hernández, la joven madrileña de 34 años a la que se le perdió el rastro en el Aeropuerto de La Palma el pasado 24 de octubre. Las cámaras de vigilancia del aeródromo grabaron cómo aterrizó en la isla, a la que se desplazó desde Tenerife para empezar un trabajo en una empresa de animación. Sin embargo, no recogió su equipaje y no se volvió a saber nada más de ella. La Guardia Civil confirmó hace unas semanas a Informativos Telecinco que la investigación sigue totalmente abierta, pero que no se han hallado pistas. En un principio, los agentes apuntaron a una "desaparición voluntaria", pero luego reconocieron que no se descarta una "desaparición forzosa".
La familia de Naty, como conocen a la joven en su entorno, pidió en junio la información recabada por la Guardia Civil al juzgado encargado del caso, según informó el medio canario 'El Día', pero no ha vuelto a haber novedades. Ya habían tenido acceso a la primera parte de la información recopilada, pero quieren saber todas las averiguaciones. Según el rotativo citado, la abogada de la acusación particular, Yaiza Pérez, cuenta con la colaboración de la asociación de criminología ACII y estaba previsto que se personara en el caso, también como acusación, la asociación Laxshmi, organización que lucha contra el crimen.
Informativos Telecinco contactó con familiares de la joven desaparecida, pero aseguraron no querer realizar declaraciones mientras se mantiene abierta la investigación. Lo único que quieren es que los investigadores aclaren qué le ocurrió. Desde SOS Desaparecidos aseguran que desde que se le perdió el rastro no se ha vuelto a saber nada, es "como si se le hubiera tragado la tierra". El caso genera gran misterio por las circunstancias. Esto es lo que se sabe, 10 meses después:
Natalia Hernández Martínez -nombre completo-, vecina de Madrid, solía llevar una vída "nómada", según su círculo cercano. Estuvo pasando tiempo en Nepal y, según constató en sus redes sociales, estuvo residiendo en Londres, en Reino Unido. El año pasado ya se había afincado en la isla de Tenerife, pero al llegar el mes de octubre habría pasado por situaciones complicadas, recogen los medios locales. Necesitó un lugar para pernoctar y solicitó trabajo en un camping de La Laguna a cambio de alojamiento y comida. El establecimiento aceptó, pero tras un extraño episodio ocurrido una noche, la invitaron a salir.
Fue entonces cuando Naty decidió cambiar de ciudad y cuando llegó a un acuerdo para trabajar para una empresa de animación que presta servicios externos a un hotel de Fuencaliente, municipio de La Palma. Por esta relación laboral fue por la que presuntamente acudió a la isla el 24 de octubre. Para tomar el vuelo hasta la Isla Bonita, se desplazó en un vehículo hasta el aeropuerto Tenerife Norte. El hombre que la llevó hasta aquel aeródromo, según explicó al Instituto Armado, afirmó que la mujer reinició el teléfono móvil, pero que no pudo volver a activarlo al no recordar el número PIN. Y consta que el terminal no se volvió a encender desde esa fecha -al menos con la tarjeta que tenía-.
En cualquier caso, Naty llegó al Aeropuerto de La Palma, tal y como muestran las imágenes del circuito CCTV. Su intención era, nada más salir del aeródromo, coger una 'guagua' hasta Santa Cruz de La Palma y, desde este punto, tomar otro medio de transporte público hasta Fuencaliente. Esto es lo que declaró ante los investigadores la persona que la contrató en el hotel donde tenía previsto trabajar. Pero el encuentro no se produjo. Y la joven ni siquiera recogió su equipaje al aterrizar. En su maleta solo había ropa y objetos personales.
Se ha barajado la posibilidad de que saliera en barco o que tomara otro vuelo, pero es improbable. Se desconoce si la esperaba a alguien, si conoció a alguien en el vuelo o si pudo sufrir algún tipo de engaño. Natalia no volvió a llamar a sus familiares, cuando solía hacerlo, al menos, cada cierto tiempo. Además, tampoco ha utilizado sus tarjetas bancarias ni ha publicado nada en redes sociales desde entonces. No consta ningún testimonio en La Palma que haya visto a una mujer con sus características.
La familia espera que el Juzgado de Instrucción número 1 de Santa Cruz de La Palma tome cartas en el asunto. La abogada de la acusación particular cree que las huelgas recientes en el ámbito de la Justicia han afectado de forma severa. Se pide a toda la población canaria que informe a las autoridades en caso de contar con algún dato sobre el posible paradero de la joven madrileña.
Natalia, según su descripción, mide 1,68 metros de altura y es de complexión delgada, pesa unos 50 kilos. Tiene el pelo liso y rubio y los ojos azules. Lleva un tatuaje que le cubre desde el hombro derecho hasta la mitad de la espalda y un piercing en la nariz. El día de su desaparición vestía un pantalón y un abrigo oscuro y calzado deportivo de color rosa. Los días previos a su desaparición estaba algo nerviosa tras afrontar una ruptura sentimental, pero esta ya la había superado. 10 meses después, todos esperan descifrar este misterioso caso.