El Gobierno de España declarará al zona catastrófica en la isla de Tenerife en cuanto el incendio forestal -que fue provocado- sede por extinguido o, al menos, controlado. Pero para llegar a ese escenario todavía falta mucho. La lucha contra las llamas sigue siendo una verdadera batalla, en ocasiones, cuerpo a cuerpo. Una brigada especial ha tenido que retirarse por un cambio de viento repentino. A pesar de la voracidad del fuego, las perspectivas son optimistas. Desde el martes pasado se han calcinado casi 14.000 hectáreas.
Parece que lo peor ha pasado, pero las llamas aún no están bajo control, como insisten las autoridades. La evolución este lunes ha sido favorable, pero sigue la preocupación en un perímetro de unos 90 kilómetros. A la espera de datos oficiales, desde la Unidad Militar de Emergencia (UME) han apuntado que hay alerta por la zona de la cumbre, ya que el fuego se acerca a masa forestal, de modo que podría avanzar hacia el sur.
También hay mucha atención a la zona de viviendas cercana a Los Realejos. Los cambios de viento nocturnos siguen siendo otro punto destacable contra el que luchar. Máxima tensión en el municipio de Güímar, así como los accesos al Observatorio del Teide.
Las descargas continuas son imprescindibles para combatir un fuego que sigue generando problemas. Desde el aire se comprueba la dimensión real del desastre. Las rachas de viento descendentes, cuando avanza el fuego de forma descendente, aumentan las dificultades. Preocupa el flanco del Observatorio del Teide, que se ha salvado in extremis. Las llamas se han alejado de las zonas habitadas. Por eso se ha concentrado todo el poder de extinción en la cabecera del fuego.