Takito Mariñas, 32 años, artista de orquesta. Él es hoy nuestro maestro de ceremonias y nos enseña los camerinos de la compañía, situados en la parte baja del escenario. Un impresionante tráiler de 28 metros de largo por 10 de ancho levantado en tres horas por los técnicos de la orquesta en plena plaza de Magán, en Toledo.
- ¿Takito, ¿tú a qué te dedicas cuando no eres artista de orquesta? Soy tanatopractor. ¿Cómo? Maquillador de muertos. No, ¿de verdad? te lo prometo. Sí, sí, de hecho en pandemia trabajaba en el hospital la Fe de Valencia gestionando los fallecimientos. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte...Y nos reímos. Le gusta tanto su profesión de invierno como la de verano, tanto que ha contagiado a otra de las cantantes, a Sandra, que va a hacer un curso también en septiembre para maquillar fallecidos. "Ellos no se quejan".
Otra de las artistas se dedica a hacer facturas, otra es camarera, otro profesor de música...Pero en verano sus vidas se transforman y se convierten en profesionales de orquesta, una de las mejores: Tango, gallega, fundada hace 35 años por Fernando Vila Bugarín. Lleva en la música desde los 16 años y espera retirarse de ella cuando se jubile. Él nos cuenta los kilómetros que hacen cada verano: 30 000. Atrás dejan a sus familias, a sus parejas, a sus amigos para embarcarse en un autobús que le lleva a decenas de pueblos cada año.
Este verano tienen 80 actuaciones, han resurgido. Con la pandemia pensaron que el declive era imparable pero..., se han recuperado. Y buena muestra es la plaza del pueblo de Magán, en Toledo, llena hasta la bandera. Es la 1:30 de la madrugada y todos los esperan ansiosos de que empiece el baile.
Un baile que ya nada se parece al de las orquestas de antaño. Escenarios espectaculares, luz, sonido y un repertorio de lo más alejado de Paquito el chocolatero.
"El repertorio es el secreto del éxito, tiene que gustar a niños, jóvenes y mayores, que ninguno se aburra", nos explica René Serpa, el arreglista. Desde su teclado se da cuenta enseguida si algo no funciona, si la gente se aburre... No es el caso esta noche.
Sandra y Nathaly calientan la voz. Ángel, el representante de la compañía se asoma al camerino... "¡Un minuto!, ¡ya vamos!", y comienza el espectáculo. Cuatro horas de baile, música y mucha interacción con el público. "No paramos de bailar, de saltar...Al final del verano pasado yo perdí 8 kilos", confiesa Sandra, enamorada de su profesión a la que se dedica desde hace 14 años. Algunos tienen hasta club de fans. "Sí, sí, hay personas que vienen a vernos desde Galicia". Se nota su fascinación por la orquesta. La comparte Claudia, la única mujer trombonista de las orquestas gallegas. Ella es cubana y dedicarse a lo que estudió, la música, le parece un privilegio. ¿Compensa económicamente? A mí sí.
De esto viven miles de artistas que recorren España de punta a punta en las más de 500 orquestas populares. Un oficio que pervive generando magia: la de unir en la plaza del pueblo a niños de 5 años con jóvenes de 18 y abuelos de 70. Todos bailando y compartiendo la madrugada hasta el amanecer. Por muchos años.