El Ayuntamiento de Valencia ha cerrado, de manera provisional, el Parque Central y sus instalaciones para proceder a su limpieza. Todo ha ocurrido después de que la Subdirección General de Epidemiología de la Generalitat sospechase de la presencia en el agua del microorganismo llamado cryptosporidium, que provoca la criptosporidiosis, tras la infección de un total de siete niños de entre 2 y 9 años. El síntoma principal que han presentado los menores es la diarrea acuosa junto a otros signos de malestares gastrointestinales. Este tipo de bacteria está aumentando su presencia en un 13% en algunos países. Así se especifica en un informe del Centro de Control de Enfermedades y Prevención donde se muestra que, entre 2009 y 2017, se han registrado 444 brotes en Estados Unidos y Puerto Rico
El concejal Carlos Mundina ha confirmado que se procederá al vaciado de las zonas de agua para desinfectarlas por parte de los servicios municipales. “Según los datos recabados, el contagio ha podido deberse al acceso indebido a las láminas de agua y las fuentes por parte de los niños como zonas de baño y refresco, un uso que está totalmente prohibido dado que esas aguas no reciben tratamiento como aquellas en las que sí se permite el baño por parte de los usuarios", ha explicado. Mundina ha recalcado que este tipo de baños está prohibido para niños, adultos y mascotas, sobre todo si se trata de los perros porque son transmisores de la enfermedad.
Tras la alerta sanitaria, se llevará a cabo el tratamiento del agua aplicando los procedimientos disponibles para incidentes fecales (PTWAG u otros organismos) y se tomarán muestras con el fin de comprobar la eficiencia de dicho proceso, así lo ha confirmado Mundina. Y es que este parásito vive en la tierra, alimentos y en el agua, aunque puede encontrarse en superficies contaminadas con heces.
La criptosporidiosis es responsable del 0,6 al 7,3% de las enfermedades diarreicas en los países con sistemas de saneamiento modernos. Entre las principales causas que provocan esta infección está nadar en agua contaminada de piscinas o parques, tener contacto con ganado o personas infectadas, ingerir un alimento que contenga el parásito o tocarse la boca con las manos contaminadas.