Tamara Falcó ha anunciado que quiere ser madre pronto y que para lograrlo esta siguiendo un "método natural" acorde con los conceptos de la Iglesia. En concreto Falcó está siguiendo los consejos de Fertilitas, una clínica que defiende "una nueva ciencia reproductiva que está revolucionando el mundo de la fertilidad", según se anuncian y que se basa en los conceptos de la naprotecnología.
Esta técnica, que nació en Estados Unidos, investiga las causas de la infertilidad "respetando siempre la naturaleza del acto conyugal y el ciclo femenino". Se basan en el llamado método Creighton, un método natural de planificación familiar que consiste en conocer cuándo son los días fértiles de la mujer para poder mantener relaciones sexuales efectivas.
Para que funcione monitorizan la salud ginecológica femenina a través del registro de una serie de biomarcadores a lo largo del ciclo de fertilidad de la mujer. Así estudian la duración, las características del moco cervical, la longitud del ciclo menstrual, etc.
Pero no siempre se consigue un embarazo solo con planificación. Y ahí es donde ayuda la naprotecnología: "Encontramos las causas subyacentes detrás de las patologías que están provocando esa infertilidad de la pareja", explica a NIUS Álvaro Ortega, director de Fertilitas. Es decir, tratan de analizar las causas de la infertilidad para ponerle remedio y luego poder recurrir al método Creighton.
"La mayor eficacia es en el diagnóstico, encontrar el problema para ponerle solución. Las clínicas de reproducción se saltan el problema y van directamente al producto, ya sea una fecundación in vitro, una inseminación o icsis (inyección intracitoplasmática). La naprotecnología es distinta. Lo que hacemos es abordar las causas clínicas que nos afectan para lograr el embarazo tratando de ponerles remedio", aclara Ortega.
El problema surge cuando la infertilidad no se debe a causas tratables como una endometriosis, trompas obstruidas o que la mujer tenga el síndrome de ovarios poliquísticos. Si la causa de la infertilidad es que los ovocitos son maduros o anomalías en el semen sin solución, la naprotecnología no entra.
"No trabajamos con técnicas de reproducción, por eso decimos que no somos una alternativa, lo que hacemos es un sistema de salud. Que los óvulos sean mayores no es un problema de salud", explica el director de Fertilitas, donde solo admiten pacientes hasta los 44 años.
"Por supuesto hay causas de infertilidad que a veces van solas, o asociadas a otras causas, que se deben y pueden tratar, pero también es muy importante ser conscientes de que la edad ya de por sí es un factor a tener en cuenta a la hora de lograr un embarazo", aclara la embrióloga y especialista en fertilidad Yolanda Cabello, quien ha defendido en varios congresos médicos la importancia de estudiar a los pacientes antes de iniciar un ciclo de reproducción asistida. "Quizá si se investigara mejor las causas de la infertilidad algunas pacientes se podrían evitar repetir tantos tratamientos", reflexiona Cabello.
En cualquier caso, tal y como informan desde la Sociedad Española de Fertilidad, a partir de los 35 años la cantidad y la calidad de los óvulos empiezan a disminuir considerablemente. Y a partir de los 40, la capacidad de concepción espontánea es menor del 5%.
Al envejecer, los óvulos van acumulando mutaciones en su ADN, lo cual hace que puedan dar lugar a embriones defectuosos que acaban en aborto o con el nacimiento de un bebé enfermo. Aunque si bien es cierto que hoy en día existen pruebas diagnósticas que permiten evaluar el estado de la reserva ovárica, no se puede conocer tan fácilmente la calidad de los óvulos. En principio la única técnica conocida es fecundarlos y, posteriormente, hacer un diagnóstico genético para detectar anomalías en los embriones generados. Una técnica que no contempla la naprotecnología.
En principio, según explican en un informe de la Universidad de Navarra, para que se cumplan los preceptos de la Iglesia en cuanto a concepción, la vida humana "solo puede ser engendrada a través del abrazo matrimonial", y por tanto cualquier tratamiento que favorezca la concepción fuera del acto sexual no se acepta.
Se basan en una encíclica de Pablo VI, la Humanae vitae, publicada el 25 de julio de 1968 que hoy en día sigue vigente, y que entre otros temas condena el uso de anticonceptivos y por ende cualquier técnica de reproducción humana fuera de la natural dentro del matrimonio.
En esta encíclica es la que basa sus enseñanzas y métodos el ginecólogo Thomas W. Hilgers, creador de la naprotecnología además de director del Instituto Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana y del Centro Nacional de la Salud de la Mujer de Omaha, Nebraska.
Designado junto con su mujer, como miembros de la Academia Pontificia para la Vida, por el Papa Juan Pablo II, es además consultor del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, desde donde "promueve la pastoral del matrimonio y de la familia sobre la base de las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia".
"Nos llevó 15 años adoptar el término de naprotecnología, una palabra que viene de una combinación de natural, procreación y tecnología, y consiste en una educación procreativa para las parejas desde un punto de vista médico", explica.
Un método que en resumen "persigue el bien del matrimonio sin los dilemas morales de la reproducción artificial", comentan desde Fertilitas. Pecisamente lo que busca Tamara Falcó.