En Barcelona, con temperaturas récord, estar en el metro es un deporte de riesgo

Las estaciones de tren parecen saunas, en los andenes el bochorno se hace insoportable para los viajeros. Estas temperaturas tan altas (este martes es el peor día) además de dilatar el acero de los raíles, lo que es un peligro, hacen que del metal emane aún más calor. El rozamiento de las ruedas en las vías también contribuye a que los andenes parezcan hornos. Y este miércoles seguirá persistiendo el calor que remitirá algo el jueves.

Durante el verano los trenes disfrutan de aire acondicionado, pero la espera en los andenes se hace eterna. Los pasajeros del Metro de Barcelona aguantan el asfixiante calor sin soltar el abanico y la botella de agua. La iluminación, los motores del metro, las escaleras mecánicas Suponen fuentes de calor que elevan la temperatura en el andén: 33 grados en la estación de Plaza Cataluña. Y en Valencia la alerta amarilla con máximas de 33 grados también se sufre al moverse en metro. Algunos se preguntan por qué no se toman medidas.

Es complejo enfriar las estaciones

Pero enfriar las estaciones no es tan sencillo, porque los trenes mueven el aire de un sitio a otro. Es decir, se podría refrigerar una estación, pero el metro llegaría con una nueva masa de aire caliente y el proceso de enfriamiento tendría que volver a comenzar, por lo que el gasto energético sería enorme. Los pozos de ventilación, eso sí, renuevan el aire con el exterior. Algo que sirve de muy poco cuando la temperatura en la calle es igualmente insufrible.