Helados y granizados, ¿son agresivos para los dientes?

Los helados son los reyes del verano. De hecho, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación entre junio de 2020 y mayo de 2021 se consumieron en nuestro país 149 millones de litros de helado, unas cifras que se repiten e incluso aumentan cada año. Si a eso le sumamos otras bebidas refrescantes como los granizados, queda muy claro que las intensas temperaturas nos invitan a consumir alimentos muy fríos, capaces de provocarnos un placer y algún que otro dolor. 

Y es que, cualquier persona que haya tomado helados y granizados habrá comprobado en más de una ocasión que el intenso frío que desprenden en ocasiones afecta a los dientes.

¿Son buenos los helados y granizados para los dientes?

Para responder a esta pregunta hay que partir de la base de que si tenemos una buena salud bucal y nos lavamos los dientes con la frecuencia adecuada, la ingesta de este tipo de productos no tiene por qué ser perjudicial. Eso sí, siempre y cuando se haga de un modo coherente. Es decir, si abusamos de comer helados o de tomar bebidas granizadas, estaremos consumiendo grandes cantidades de azúcar –suelen incluirlas para que resulten más apetitosos a quienes los compran–.

Es más, en el caso de que el amor por los helados fuera tal que el consumo se destara especialmente en las fechas de verano, lo más recomendable sería optar por los productos que tengan una menor cantidad de azúcar o directamente por hacernos nuestros propios helados con ingredientes naturales. Sea como fuere, la ingesta continua de azúcares no le vendrá bien a los dientes, que pueden ser pasto de caries o deterioro gingival.

Sensibilidad al frío

“La sensibilidad en los dientes se produce cuando el frío se transmite hasta el nervio, a causa de la existencia de pequeños tubitos que conectan el exterior con la parte blanda del diente. Al producirse el contacto con el elemento frío, se produce un dolor agudo que provoca una molestia, que normalmente no es excesivamente dolorosa”, explican en su web los especialistas de Dental Plus. 

Por lo tanto, no hay que preocuparse si de vez en cuando sentimos una mayor sensibilidad al tomar un granizado o un helado. En cambio, si esta situación se repite, lo más adecuado será acudir a un especialista para que revise la dentadura

Es más, desde la compañía Dentaid apuntan que “para no erradicar este producto de nuestra dieta, la solución sería tratar la sensibilidad mediante los tratamientos que el profesional odontólogo considere oportunos”. Claro que en caso de no hacerlo, tanto los alimentos muy fríos como los muy calientes habría que eliminarlos para no experimentar el intenso y breve dolor que producen cuando entran en contacto con la parte blanda de los dientes que está conectada al nervio.

Evitar la sensibilidad dental

Finalmente, hay que apuntar algunas recomendaciones para evitar que la sensibilidad dental se convierta en hipersensibilidad. En primer lugar hay que mantener una adecuada higiene dental (cepillado, utilización de colutorios…). A esto hay que añadir una visita anual a la clínica dental para comprobar que todo está bien en la dentadura. Y en tercer lugar, no hay que abusar de bebidas y helados muy dulces o ácidos, ya que terminarán afectando al esmalte dental.