El verano es sinónimo de altas temperaturas, de vacaciones, de baños en playas y piscinas… y de noches en las que el calor es insoportable. Esto ocurre especialmente en los episodios de ola de calor, en los que el termómetro apenas desciende al caer el sol. Para poder conciliar el sueño, mucha gente que dispone de un aparato de aire acondicionado lo deja puesto toda la noche. Y es que prefieren gastar más dinero en electricidad y descansar que no ser capaces de dormir.
No en vano, según la Sociedad Española del Sueño, la temperatura ideal para dormir con “calidad” oscila entre los 18º y los 21º. Es más, se ha constatado que cuando el termómetro asciende por encima de los 28º, el cuerpo se activa para “defenderse” de ese calor. Por lo tanto, esa es la barrera que nos indica si seremos capaces de pegar ojo o si, por el contrario, dormiremos poco y mal –con las consecuencias que ello conlleva–
No cabe duda que si ponemos el aire acondicionado, el problema del excesivo calor desaparecerá y, por consiguiente, los problemas para dormir que provoca. Pero ¿es adecuado dormir toda la noche con el aire acondicionado? ¿Puede provocar algún problema a la salud?
En primer lugar, hay que tener presente que el cuerpo no tiene la misma temperatura durante todo el periodo de descanso. En el momento de tumbarnos en la cama, cuando el día está a punto de finalizar, nuestra temperatura corporal es más elevada. Y conforme pasan las horas de sueño, baja hasta alcanzar el mínimo aproximadamente a las 6 de la mañana –coincidiendo con el momento en que las temperaturas son más bajas en el exterior–.
Este hecho nos da una pista de cómo se debe utilizar el aire acondicionado durante la noche en caso de dejarlo encendido para paliar el calor reinante. No debe mantenerse la misma temperatura todo el tiempo, ya que puede llegar un momento en el que se sienta frío. Lo más recomendable será regularla o programar el aparato para que deje de funcionar a partir de una hora concreta.
En este sentido, conviene apuntar que el uso de aire acondicionado no va a provocar la aparición de alguna enfermedad respiratoria. Es más, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), es más importante el estado del propio aparato, de su funcionamiento y de los filtros que contiene.
En cuanto a los problemas que puede provocar el uso de estos dispositivos no solo cuando dormimos, sino en cualquier otro momento, esta sociedad explica lo siguiente: “Los aparatos de aire acondicionado enfrían el aire, le quitan humedad y tienden a acumular polvo, gérmenes u otro tipo de sustancias orgánicas en los filtros. Todo ello favorece la irritación, inflamación o infección de las vías respiratorias”. A esto añade una cifra reveladora: “Hasta un 20 % de los cuadros catarrales, laringitis, faringitis o procesos bronquíticos se producen en verano a causa del uso inadecuado del aire acondicionado”.
Respecto a la recomendación que la SEPAR ofrece con respecto al uso del aire acondicionado, es la siguiente: “La temperatura más adecuada son los 22-24 grados, uno o dos grados más alta por la noche, y mantener una humedad del aire entre un 35% y 60%”.