A veces la ventilación natural no basta y resulta imposible no encender el aire acondicionado o el ventilador con las temperaturas tan altas en pleno verano. Pero el uso de más aparatos aumenta la factura de la luz, un gasto más que acaba con el bolsillo de los españoles en plena inflación, por lo que a veces podemos llegar a plantearnos si encenderlos o no. Así, entre no utilizar nada o alguno de ellos, cabe preguntarse en un momento dado cuál gasta más y cuál es la diferencia.
En primer lugar, cabe destacar que la función de estos aparatos es diferente. Los aires acondicionados refrigeran, mientras que los ventiladores mueven el aire. Aun así, a veces este movimiento puede bastarnos para disminuir la sensación de calor.
Lógicamente, es necesario saber la potencia de cada uno de los aparatos para saber cuál va a ser el consumo; pero, en líneas generales, lo más caro va a ser utilizar un aparato de aire acondicionado poco eficiente y, lo más económico, un ventilador muy eficiente.
“El coste mensual de un equipo de aire acondicionado será en torno al doble o el triple que el de un ventilador de alta potencia”, estima la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Sobre los ventiladores, explican, “algunos modelos funcionan con corriente alterna (AC) y otros con continua (DC): los ventiladores DC son más eficientes”.
Para calcular cuánto consume nuestro ventilador y así intentar ponerlo las horas necesarias para no derrochar ni un solo euro, hay que seguir unos sencillos pasos:
Siempre y cuando las temperaturas lo permitan, lo más “sostenible y económico” es optar por sistemas "naturales". Es decir, aprovechar la temperatura exterior cuando sea dos grados inferiores a la del interior. “La ventilación natural es muy efectiva cuando se pueden abrir ventanas en fachadas opuestas, lo que provoca una corriente de aire por la diferencia de temperatura entre ellas. Si todas las ventanas se encuentran en la misma fachada, el efecto se reduce”, explican.
Asimismo, se debe tratar de “impedir en lo posible la entrada de aire caliente”, manteniendo “cerradas puertas y ventanas en las horas de más calor, entre media mañana y media tarde”.
Para evitar el calor también es útil “limitar el uso de electrodomésticos y bombillas al que sea imprescindible” y adaptar el hogar “quitando las alfombras, y usando los tejidos más frescos en el hogar, como el algodón o el lino”.