Los bañistas de la playa de La Antilla (Huelva) se han visto sorprendidos por la presencia de orcas muy cerca de la orilla, justo después del incidente que ocurrió en el Estrecho de Gibraltar. Un grupo de niños que estaban bañándose fueron los que observaron una sombra muy grande bajo ellos y se percataron de que se trataba de una orca. En los vídeos que se han compartido en redes sociales se ve cómo el animal se acerca a la orilla junto a los bañistas. “Impresionante, es enorme”, se escucha decir a varias personas.
Aunque es habitual avistar orcas en las zonas de la costa onubense, no es común que se acerquen tanto a la orilla. Los expertos destacan que este comportamiento se debe a la campaña de la pesca de atún rojo, en el Atlántico, porque las atrae a estas aguas. Por suerte, no ha existido ninguna incidencia- pese a que los ataques son cada vez más violentos- y todo ha quedado en una anécdota que ha generado sorpresa y miedo.
Según la aplicación Orcinus, impulsada por la Xunta y el Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI), el buque llamado “Delfina” sufrió un incidente con tres orcas al noroeste de la isla de Sálvora. "El análisis de los datos obtenidos a través de la aplicación Orcinus y de variables ambientales y oceanográficas (profundidad, distancia de la costa, clorofila, temperatura del agua...) nos indican que en los próximos días de la semana un grupo de orcas cruzará las aguas gallegas entrando por las Rías Baixas", alertaban en una publicación de Facebook.
El Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques (ICNF) de Portugal prohíbe a las embarcaciones marítimo-turísticas acercarse a las orcas para evitar ataques como los registrados en los últimos años. "A pesar de no conocerse todavía la razón de este comportamiento reciente y repetitivo con las embarcaciones, se sabe que las interacciones iniciales, conducidas por un reducido grupo de orcas juveniles, son actualmente realizadas por un conjunto más amplio de animales", se especifica en el comunicado.
Ahora cuando una orca se acerque, sin que la tripulación se dé cuenta, la embarcación tendrá que detenerse con el motor en funcionamiento y vigilar el comportamiento de los animales hasta que se alejen.