Desde que el teléfono móvil se convirtió en un dispositivo esencial en el día a día de millones de personas en todo el mundo se han abierto todo tipo de debates sobre cómo su tecnología puede afectar a la salud de las personas. A fin de cuentas, estamos hablando de un aparato que está casi en el 100 % de los hogares españoles y que utiliza casi toda la población.
Algo menor es el porcentaje de quienes cuentan con un smartphone, concretamente el 87 % de los que disponen de teléfono móvil. Y es precisamente la luz que emiten estos dispositivos la que puede resultar perjudicial para la salud, ya que una exposición continuada podría provocar que aparecieran manchas en la cara.
La luz que emiten los teléfonos inteligentes es la denominada luz azul, la misma que desprenden las pantallas de ordenadores y tablets. Una sobreexposición a ella causa tanto fatiga como estrés visual –tal y como puede comprobar cualquier usuario que pasa muchas horas frente a una pantalla–, pero también afecta a la piel, causando incluso un envejecimiento prematuro.
De acuerdo con un informe publicado el pasado año en Frontiers of Aging, el brillo de los teléfonos móviles sería capaz de afectar a las funciones celulares de la piel, provocando que esta se deteriorara a una mayor velocidad.
Este envejecimiento prematuro se debe a que la luz azul penetra en la piel con más facilidad que los rayos ultravioletas. Este hecho genera radicales libres y, como consecuencia, destruye estructuras celulares. Todo ello desembocará en una menor elasticidad de la piel.
Pero eso no es todo, tal y como ocurre cuando estamos demasiado tiempo expuestos a los rayos UV, si ocurre lo mismo con la luz azul, la piel se va a resentir, incrementando el riesgo a una hiperpigmentación. Esto significa que el uso continuado de los dispositivos con este tipo de pantallas puede provocar que aparezcan manchas en la piel del rostro. No en vano, la luz de estas pantallas incide constantemente sobre la cara cuando cualquier usuario navega por las redes sociales.
Así pues, para evitar la posible aparición de pequeñas manchas de las que, a priori, se desconoce el origen, lo más adecuado es minimizar en la medida de lo posible el tiempo de exposición a las pantallas del smartphone y de otros dispositivos digitales.
Conviene apuntar también que en el envejecimiento prematuro influye la alteración del ciclo de sueño que la luz azul provoca. De hecho, es capaz de suprimir la melatonina, sustancia que nos ayuda a conciliar el sueño y descansar adecuadamente. Es más, el simple hecho de acostarse mirando el teléfono móvil hará más complicado dormirse.
Todo ello da lugar a un menor descanso y, como consecuencia, a no dejar que las células se regeneren. En el caso de la piel, esto supone un envejecimiento prematuro. Así pues, no es recomendable acostarse viendo contenidos en el teléfono si se desea tener un sueño reparador.