Cuatro jóvenes del grado de Ingeniería Industrial de la Universidad Politécnica de Cataluña han llevado su genialidad y su espíritu solidario hasta África, donde han querido compartir su conocimiento ensañando a construir sillas de ruedas de forma muy sencilla y a muy bajo coste para ayudar a niños y niñas con discapacidad.
Concretamente, estos estudiantes de Terrassa lo han hecho en un pequeño pueblo de Uganda, en Tororo, donde han vuelto para continuar con una iniciativa tan útil e importante como reconfortante.
“Queríamos hacerlo sí o sí. Poder compartir nuestro conocimiento”, cuentan.
Tras enseñarles a hacer sillas de ruedas con madera, este año han vuelto para ponerles las cosas más fáciles: “Esta silla está hecha de PVC, un material muy simple, muy barato y resistente”. “Nos permite adaptar la silla al niño”. “Es un material reciclable”. “Ellos pueden conseguir todo este PVC allí”, explican.
Ha sido así como han perfeccionado la idea que desarrolló su profesor Adrià Sallés en la UPC: “Lo están haciendo genial, están buscando recursos y proveedores”, sostiene.
Además, los estudiantes están poniendo todo de su parte para que la construcción de estas sillas y prótesis sea lo más accesible posible.
“Cuando fuimos allí nos dijeron que los alumnos de carpintería eran sordos”, cuentan, explicando que por ello han adaptado los planos, “ofreciendo un soporte visual muy gráfico para que ellos puedan en un futuro poderlo construir sin ningún tipo de problema”.
Una iniciativa solidaria que, como recalcan, “motiva mucho” e “impulsa” y ayuda a mejorar la vida de niños y niñas dibujándoles una sonrisa.
En un comunicado, la propia UPC ha explicado que se trata de sillas que se basan en un diseño del 2016, ideado por dos alumnos durante su Trabajo de Final de Grado, 'Do it yourself Wheelchair'.
Según explica una de las estudiantes, a partir de este diseño anterior, han hecho algunas adaptaciones, fruto de un planteamiento que es "muy sencillo y facilita mucho su construcción, porque resulta mucho más económica" la silla.
Trabajaron "conjuntamente con los alumnos sordomudos de la carpintería" durante su estancia anterior en la comunidad africana, y ahora han vuelto para seguir ayudando: "Si el año pasado los chicos y chicas de Tororo pudieron construir 53 sillas con madera, este año podemos superar esta cifra", han afirmado.
Además de la creación de las sillas, el grupo ha llevado "ordenadores de la red humanitaria Labdoo" para facilitar la integración de la tecnología en la educación de los niños.