Las orcas salvajes son normalmente noticia por las complicaciones que suponen para las embarcaciones en Barbate, en Cádiz. Pero resulta que son más amigables de lo que parecen. Juan, un pescador de la zona, no tiene ningún miedo a meterse en el agua y jugar con ellas. Nos ha contado además que no es el único que lo hace.
En plena actualidad sobre los incidentes de orcas y veleros en El Estrecho, los compañeros de Juan enseñan el vídeo en el que jugó con los cetáceos. Había cuatro orcas curioseando su pesquero frente a Barbate, y él no se lo pensó en lanzarse para jugar. "Ahí por la popa te viene una. Está por debajo de él, ¡mira qué guapo!", señalaban con sorpresa en el documento.
Juan solo quiere respeto para las orcas: "Había un macho grande, de unos 4.000 o 5.000 kilos. Te dan vueltas, te miran, juegan... La orca no hace nada". El gaditano incluso habla de una colaboración desde hace años entre pescadores de la zona y las orcas. Una especie de pesca en equipo entre ambos: "Ellas hacían que los atunes se arrimaran a la costa y los pescábamos. Los acercaban a la almadraba, ellas cogían dos o tres atunes y se iban".
Para él, los golpes a los veleros ultimamente es una mezcla entre juego y entrenamiento de caza de los animales: "Sería cuando enseñan a las crias a cazar". Es decir, realizan algo parecido a un simulacro. Su vídeo con los cetáceo desmonta la falsa fama de agresividad de uno de los animales más inteligentes del oceano.