La Organización Mundial de la Salud (OMS) no se cansa de repetir que, en general, consumimos demasiada sal a diario, lo que puede afectar negativamente a nuestro organismo. “El elevado consumo de sodio –más de 2 gramos/día, equivalente a 5 gramos de sal por día– y la absorción insuficiente de potasio –menos de 3,5 gramos por día– contribuyen a la hipertensión arterial y aumentan el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular”, explican desde esta organización supranacional.
Teniendo en cuenta que la mayoría de las personas consumen de 9 a 12 gramos diarios como promedio, se llega a la conclusión de que la dieta abusa demasiado de la sal. “Un consumo de sal inferior a 5 gramos diarios en el adulto contribuye a disminuir la tensión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e infarto de miocardio”, insisten desde la OMS, organismo que además ha logrado el compromiso de los estados miembros de “reducir en un 30% el consumo de sal de la población mundial de aquí a 2025”.
Pero ¿sólo provoca hipertensión y, por lo tanto, un mayor riesgo de padecer enfermedades del corazón y accidente cerebrovasculares? Desde hace unos años se viene investigando sobre los posibles efectos que el consumo excesivo de sal provoca en el cerebro y ahora un equipo de investigación japonés ha comprobado esta relación.
Este estudio, publicado en el British Journal of Pharmacology, lo han llevado a cabo en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Fujita Health (Japón), y las conclusiones apuntan que hay un claro vínculo entre el consumo de sal y el deterioro paulatino de la función cognitiva del cerebro. Por lo tanto, podría ser una causa directa de padecer demencia y desarrollar la enfermedad de Alzheimer. No en vano, la investigación ha constatado un aumento de fosfatos en la proteína tau, que es clave en la aparición de esta temida enfermedad.
Hace cinco años la revista Nature Neuroscience ya se hizo eco de otro estudio realizado por Universidad de Edimburgo y financiado por la Fundación Británica del Corazón y Kidney Research UK, que relacionaba la elevada ingesta de sal con algunos cambios en el sistema inmunitario, los cuales daban lugar a problemas en la función cognitiva. Ahora los científicos japoneses han llevado más allá las investigaciones y han corroborado un hecho que debe servir para crear nuevos fármacos para combatir la demencia, tanto para prevenirla, como para tratarla terapéuticamente. De este modo se podría avanzar en un campo donde apenas existen tratamientos, como es el de las enfermedades degenerativas.
Estos nuevos hallazgos evidencian que resulta aconsejable un consumo moderado de sal. Por ello, en 2008 el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través de la AECOSAN (Agencia Española de Consumo) desarrolló un Plan de Reducción del Consumo de Sal (PRCS) en la población para reducir la morbilidad y mortalidad atribuida a la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares, “con unos objetivos concretos de reducción para alcanzar progresivamente las recomendaciones de la OMS respecto de la ingesta de sal en la población”.