Desde muy pequeños nos enseñan que no habría vida en el planeta si no existiera el agua. Tanto es así, que un ser humano no sobreviviría sin consumir esta sustancia. Es más, si pasara entre tres y cinco días sin beber, el cuerpo dejaría de realizar las funciones básicas para mantenerse con vida, lo que llevaría al colapso y, claro está, al fallecimiento.
“El agua es un elemento fundamental, puesto que cada órgano en el cuerpo necesita agua para funcionar. La supervivencia del riñón, el corazón y la pureza de la sangre dependen de la ingesta adecuada de agua”, explican al respecto en la Fundación Aquae.
Pero ¿qué le ocurre a nuestro organismo cuando dejamos de consumir agua (ya sea agua propiamente dicha, la que se incluye en otros líquidos o en alimentos que contienen) que nos llega? Si no dotamos a nuestro cuerpo con esta sustancia, el cuerpo empieza a notar las consecuencias:
Todos estos síntomas pueden empezar a remitir en el momento en que se vuelve a beber agua –aunque haya problemas que terminen persistiendo en el tiempo–. En caso de no hacerlo, el organismo dejará de funcionar y, por lo tanto, fallecerá.
Dado que no beber agua es muy perjudicial para el cuerpo, ingerir poca cantidad tampoco es recomendable. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud recomienda unos dos litros diarios, aunque esto depende del peso y la condición de cada persona. Cuanto más grande sea un cuerpo, más necesidad de agua tendrá. Por ello, si para una persona de 50 kilos no es necesario llegar a esos dos litros, alguien que supere los 80 Kg., tendrá que rondar un consumo de tres.
En este sentido hay que destacar que cuando hablamos de esta cantidad no lo estamos haciendo únicamente de agua como tal, es decir, no se trata de que una persona deba beber dos jarras de un litro –aunque resulte recomendable–, sino que también está incluida la ingesta de otras bebidas que contengan este elementos, así como de los alimentos que están compuestos por agua.
A estas mismas cantidades se refieren desde la citada Fundación Aquae, donde apuntan que “una de las recomendaciones más extendidas establece beber entre dos y tres litros de agua al día, lo que equivale a ocho vasos diarios”. Y añaden “De ahí proviene la famosa ‘regla del 8×8’ que sostiene que cada uno debe tener 240 ml para poder alcanzar esos 2 o 3 litros diarios”.