La mujer acusada de encargar a un sicario la muerte de su marido en Huércal-Overa (Almería) en agosto de 2021 para la que la Fiscalía solicita 22 años de prisión ha afirmado este lunes ante un tribunal de jurado en la Audiencia Provincial de Almería que tan solo quiso darle "un susto" para que se replanteara su intención de divorciarse de ella para, supuestamente, casarse con su hija "por los papeles".
"Yo solo dije que hablara con él, no que lo matara. Que hablara con él y consiguiera que no se fuera con mi hija", ha trasladado durante su declaración ante el jurado de la Sección Segunda de Almería que preside la magistrada Soledad Jiménez de Cisneros, ante el que ha reconocido que la relación iniciada en 2008 se había deteriorado un año antes de que ocurrieran los hechos, de modo que ella sospechaba que el hombre iba a "casarse con otra persona", en concreto con una de las hijas que tenía de una relación anterior.
B.N.A.A. ha explicado que la víctima le había manifestado su intención de separarse, de modo que el 12 de agosto de 2021, un día antes del crimen, recibió en casa a un amigo común de la pareja, a quién le pidió que intermediara para que "le convenciera" de no divorciarse, si bien ha rechazado que pactara con él la entrega de 1.000 euros a cambio de que acabara con la vida de su esposo.
La mujer ha indicado que el mismo día de la muerte de su marido, quien se marchó sobre las 7,00 horas al cortijo que tenía a las afueras del municipio en 'Los Cabecicos', se volvió a ver con el supuesto sicario sin que hablaran de algo en concreto, aunque para el Ministerio Público dicho encuentro habría tenido lugar para efectuar el pago acordado el día anterior. El otro acusado, quien también ha declarado en sala, ha rechazado ser el autor material del crimen, así como haber recibido cantidad alguna.
Durante su declaración, la acusada se ha mostrado imprecisa en cuanto a las llamadas que pudo haber cruzado con su marido horas antes de su fallecimiento, pero ha concretado que sobre las 13,00 horas recibió una llamada suya en la que pedía que entregara 50 euros a otra persona para comprarle tabaco, según ha indicado. La Fiscalía sostiene que las llamadas de esa mañana estuvieron orientadas a confirmar la presencia de la víctima en el cortijo para poder ejecutar el presunto plan preestablecido.
La acusada ha explicado que el supuesto sicario fue a hablar con su marido, pero que ya no volvió a verlo hasta el día siguiente a los hechos, cuando acudió al "cementerio". Por su parte, el investigado ha reconocido que fue a hablar con la víctima entre las 13,15 y 13,30 horas del 13 de agosto pero que, tras no convencerla de nada, se marchó del lugar. Según su versión, volvió a ver a la acusada el día siguiente al crimen, pero cuando acudió su casa acompañado de su esposa y no en el cementerio, como ha apuntado ella.
"Yo a mi marido lo quería y no quería perderlo", ha añadido la mujer a preguntas de su letrado, quien en su exposición inicial ha incidido en que fue la propia mujer, con una "discapacidad intelectual grave diagnosticada", quien acudió a la Guardia Civil el 3 de septiembre de ese mismo año a "confesar los hechos". "No supo contener sus impulsos", ha defendido ante el tribunal.
De otro lado, D.V.G., quien permanece en prisión provisional y hasta ahora no había declarado por los hechos, ha negado haber matado a la pareja de la acusada, de la que era amigo. Así, ha dicho que el día antes del crimen acudió a la casa de la mujer porque tenía una llamada perdida suya, de modo que una vez allí esta le pidió que hablara con su marido para que "no diera una fiesta".
El hombre, quien ha variado el número de encuentros que mantuvo con la acusada previamente al crimen, ha manifestado que acudió al cortijo y que no pudo convencer a la víctima, por lo que cuando se marchó de allí, sobre las 13,30 horas, este seguía con vida. "No lo maté", ha asegurado sin poder dar explicación a que, en el interior de su coche, se hallaran restos de sangre de la víctima.
Los agentes del laboratorio de criminalística de la Comandancia de Almería que han declarado en calidad de testigos han confirmado que durante el examen del vehículo el reactivo dio positivo ante posibles restos de sangre junto a la palanca de cambios en el lado del copiloto, de modo que las muestras fueron remitidas para su análisis.
Ambos han descrito el estado de la vivienda en la que encontraron el cuerpo del hombre, quien habría recibido cerca de una treintena de puñaladas conforme su examen forense. Así, han atestiguado que el crimen se produjo en una única sala, que era como un porche cubierto donde había una chimenea. Según han detallado, la entrada no estaba forzada, todo estaba "lleno de salpicaduras" y además se detectaron huellas de pisadas, que fueron recogidas también.
Del mismo modo, se obtuvieron otras siete huellas dactilares de las que dos se correspondieron con la víctima y otras cinco no pudieron ser identificadas. Los investigadores, por su testimonio, no apreciaron indicios de que el cadáver fuera arrastrado ni desplazado por la estancia. El juicio continúa este martes en la Audiencia Provincial de Almería.