“Algunos intentos de suicidio fueron premeditados, otros simplemente impulsivos. Algunos los llevé a cabo pero siempre había alguien que me paraba a tiempo y me salvaba. En otras era por petición mía, siendo consciente de lo que estaba haciendo, pero no tenía valor suficiente para llevarlo a cabo”. Este es el testimonio de Andrea -un nombre ficticio- que tiene 19 años. Ella empezó teniendo pensamientos suicidas- al igual que otras jóvenes- porque era “la única opción que veía para frenar su ansiedad y depresión”. Porque el suicidio no es solo cosa de adolescentes, sino también de niños.
En los datos provisionales de enero a junio de 2022 del INE, se advierte que el suicidio se mantiene como primera causa de muerte externa en España con 2.015 fallecidos, un 5.1% más que en el mismo periodo del año anterior.
Al igual que esta joven, muchos son los que se enfrentan a una realidad cada vez más frecuente. La OMS advierte que el suicido ya es la cuarta causa de muerte entre personas de 15 a 29 años. En el caso de Andrea fueron los traumas, las inseguridades, y una relación tóxica lo que le llevó a este punto. “Se lo conté a mis padres porque era muy difícil esconder las marcas de mi cuerpo, tras uno de mis intentos, pero me ayudaron a salir de ahí. Aunque a veces me hacían sentir culpable”. Pese al estigma social que existe, ella afirma que “no le fue duro pedir ayuda porque sabía que podía confiar en la gente que le rodeaba”. Los padres en este caso son vitales e incluso los que han sufrido el mayor golpe de su vida piden romper tabúes y hablar.
La disponibilidad y la calidad de los datos sobre el suicidio y los intentos suicidas son insuficientes en todo el mundo, así lo especifica la OMS. Unos hechos que dificultan la prevención y los seguimientos. Aunque no todo se basa en esto, ya que los servicios médicos también tienen una labor fundamental que, según Andrea, necesita dar un cambio.
“El médico privado era una cuenta de minutos atrás para extender lo mayormente posible el tiempo y cobrar más. El público era como sentir que le cuentas a un amigo y al final te responde que ‘es lo que toca’.”, afirma la joven sobre su tratamiento psicológico que mantuvo durante un año. También asegura que si hay algo más terrorífico que pasar por una depresión y un intento de suicidio es “saber lidiar con las recaídas y el miedo a que pueda volver a pasar”.
La OMS especifica que cerca de 700.000 personas se quitan la vida cada año en el mundo y ofrece cuatro intervenciones para estos casos. Restringir el acceso a los medios utilizados para llevarlo a cabo, educar a los medios de comunicación, desarrollar aptitudes socioemocionales en adolescentes y detectar y tratar a tiempo a las personas que muestren conductas suicidas.
Ahora la Comunidad Valenciana crea su propia guía de pautas para los periodistas y medios que quieran hablar y prevenir el suicidio. Se trata de un proyecto realizado por la Unión de Periodistas, de manera paralela, a la investigación impulsada por la Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención del Suicidio y editada en colaboración con AFASIB. Una iniciativa que busca educar a los medios para que tengan un papel más activo en un tema rodeado de estigmas sociales y que aumenta cada vez más.
Si te encuentras en un mal momento y necesitas ayuda no dudes en contactar con los teléfonos gratuitos: 024 y 717003717 (Teléfono de la Esperanza).