¿Cuáles son los riesgos de acostarte sin cenar?
No cenar puede provocar una peor calidad del sueño y una bajada de azúcar
Lo más recomendable es realizar una cena ligera al menos dos o tres horas antes de acostarse
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Hace ya tiempo que no se suele utilizar aquella amenaza que comenzaba con la expresión de “a la cama sin cenar”. Los tiempos han cambiado y los castigos también, tanto como la preocupación por los hábitos de nutrición. Es más, hay personas que consideran adecuado acostarse sin cenar por los beneficios que les puede aportar especialmente a la hora de perder peso.
¿Por qué acostarse sin cenar?
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Quizás esta opción se ha hecho popular en España por el simple hecho de que en nuestro país tendemos a cenar demasiado tarde. En realidad, las principales comidas del día –excepto el desayuno– las realizamos en horarios poco convenientes. Y es que, si comemos a las dos o las tres de la tarde, no es de extrañar que tardemos en cenar.
Esto no es saludable, y más si no realizamos una cena ligera, ya que lo contrario conlleva algunos problemas que sufrirá nuestro organismo. Por un lado, al cuerpo le costará absorber los alimentos, lo que llevará a un aumento de peso. A esto hay que añadir el reflujo que se puede experimentar durante el sueño, incrementando la acidez e incluso provocando náuseas. Y claro está, si no estamos cómodos durmiendo, la calidad del sueño empeora.
Entonces ¿es adecuado irse a la cama sin cenar? En realidad no. Lo más recomendable es que pasen al menos dos o tres horas desde la cena hasta que nos acostamos. Además, esa cena deberá ser ligera y compuesta por alimentos que sean fáciles de digerir en las últimas horas del día, cuando nuestro cuerpo está más cansado.
Riesgos de no cenar
Si no cenamos, es posible que adelgacemos, ya que el cuerpo lo tomará como un ayuno intermitente y, por lo tanto, quemará las grasas de reserva. De este modo, se puede regular el apetito. Sin embargo, esto también se consigue con una cena ligera, aunque en este caso se evitan los riesgos de no cenar, entre los que hay que destacar los siguientes:
- A lo largo de la noche, el cuerpo puede sentir hambre, lo que le hace estar alerta. Esto puede provocar que no se duerma placenteramente, perdiendo calidad del sueño e incluso aumentando los niveles de grelina, los cuales avisan al cerebro precisamente de eso: de que tiene hambre.
- Aunque no cenar pueda ayudar a adelgazar, también podría fomentar el efecto contrario. Si esos niveles de grelina aumentan, al despertar el hambre será mayor y tenderemos a ingerir mayor cantidad de comida de la que necesitamos.
- Al pasar tantas horas sin ingerir alimentos, aumentan las opciones de que haya una bajada de azúcar en la sangre (hipoglucemia), que a su vez puede provocar hambre, sudoración, nerviosismo e incluso mareos.
- Finalmente, los músculos dejan de recibir energía porque se produce un déficit de nutrientes (vitaminas, minerales, proteínas…).
Así pues, aunque irse a la cama sin cenar puede proporcionar algunas ventajas, resulta más adecuado realizar una cena ligera unas horas antes de acostarnos para aportar al cuerpo las reservas necesarias que le permitan pasar la noche de la manera más saludable posible.