Las lluvias torrenciales de las últimas semanas han provocado otro desalojo por riesgo de derrumbe en el último minuto, como ya sucedió esta semana con el derrumbe de un edificio en Teruel. Esta vez ha ocurrido en Castellón en un edificio en el que agua de la lluvia entraba por las grietas.
Los vecinos asustados fueron a la policía a denunciar los daños y nada más verlo se ordenó el desalojo. Las ocho familias, de momento, no saben si podrán volver a habitarlo.
El agua caía como si fueran cortinas en los pisos de arriba, uno de los áticos parecía una piscina. En las imágenes grabadas por los vecinos se podía ver cómo las grietas atravesaban las paredes.
El arquitecto municipal sentenció que las grietas amenazan la estructura y sobre toda la escalera central formada por muros de carga, presagia el colapso del edificio. La empresa propietaria niega que pueda suceder lo que ha pasado en Teruel.
Algunos inquilinos aseguran que las grietas comenzaron antes de las obras del edificio contiguo. Por el momento están pendientes de entrar a por sus pertenencias porque se marcharon con lo justo.
Son ocho familias algunas con hijos y un enfermo de Alzheimer, todos alquilados que han tenido que ser realojados.