La Organización Mundial de la Salud explica que “la diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre), que con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios. La más común es la diabetes tipo 2, generalmente en adultos, que ocurre cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o no produce suficiente insulina”.
Por esta razón, los diabéticos han de estar muy atentos a la cantidad de azúcar que ingieren, eliminando de su dieta algunos alimentos capaces de provocar episodios que pueden ser muy peligrosos para su salud. Es entonces cuando surge una pregunta al respecto: teniendo en cuenta que las frutas son dulces y, por lo tanto, acumulan mucha glucosa, ¿es necesario retirarlas de la dieta? Es más, ¿son todas igual de perjudiciales?
La respuesta a ambas cuestiones es negativa. No hay que eliminarlas de la dieta y no son todas igual de perjudiciales para las personas con diabetes. En este caso, las más adecuadas son aquellas que contienen una elevada cantidad de fibra, ya que es esta sustancia la que permite al cuerpo asimilar mejor los azúcares. Sin embargo, si la fruta no contiene apenas fibra, al organismo le costará mucho más asimilar el derroche de glucosa. Esto le sucede a cualquier persona y no es, ni mucho menos, peligroso, pero en el caso de los diabéticos, deben poner mucha atención en no abusar de esas frutas.
Entre las frutas más adecuadas para personas con diabetes hay que señalar especialmente aquellas que se pueden comer con piel, ya que en esta hay una gran cantidad de fibra. En este caso hablamos de manzanas, ciruelas, cerezas, fresas y peras. Pero no son las únicas, las naranjas, los kiwis, los melones…
Todas ellas son adecuadas para su ingesta en caso de padecer esta enfermedad. De hecho, las principales organizaciones sanitarias recomiendan comer de dos a cuatro piezas diarias. Eso sí, la clave está en comer la pieza de fruta y no consumirla en formato zumo, ya que de esa manera se elimina mucha fibra y se multiplica la cantidad de azúcar que se ingiere.
Si las mencionadas ayudan a la salud de las personas diabéticas, también hay otras frutas que deben restringirse en la medida de lo posible, ya que su composición incluye altas cantidades de glucosa y poca fibra. Y como hemos apuntado anteriormente, esta es clave para la absorción de los azúcares.
Algunos ejemplos de frutas que no deben formar parte de la dieta de una manera asidua son la sandía, los higos, los plátanos, el mango o las uvas. Esto no quiere decir que estén prohibidas, sino que habrá que poner una especial vigilancia en su ingesta. Por otro lado, como se puede adivinar, los almíbares también tienen demasiada glucosa y no son recomendables para las personas con diabetes.