Afortunadamente, con el paso de los años la aluminosis es un problema del que cada vez se habla menos, ya sea porque han mejorado los materiales de construcción, ya sea porque muchos de los edificios que lo sufrían, han sido rehabilitados.
Cuando hablamos de aluminosis lo estamos haciendo de un problema que afecta al hormigón fabricado con cemento aluminoso –de ahí su nombre–. Este material, creado a partir de caliza y bauxita, se utilizó muy a menudo entre la década de los 50 y la de los 70 del pasado siglo en la construcción de viviendas. Encontrar la razón de esta práctica es sencillo: era capaz de endurecerse con más rapidez que otros tipos de cemento, lo que permitía construir a una mayor velocidad.
Sin embargo, con lo que no se contaba en aquel momento era con el deterioro progresivo que experimenta durante su vida útil, el cual llega a poner en serio riesgo la estabilidad de los edificios.
Tanto es así, que las construcciones levantadas con cemento aluminoso se pueden enfrentar a las siguientes consecuencias.
El problema del cemento aluminoso es que su estructura química evoluciona y pasa de ser hexagonal a cúbica. Y eso es precisamente lo que provoca todos los problemas que acabamos de señalar.
Como se puede suponer, este problema lleva años manifestándose en las construcciones levantadas durante las décadas mencionadas, ya que a partir de 1974 se prohibió su uso, una vez que se comprobaron los problemas que creaba. Para evitar un daño estructural irreparable en los edificios, son necesarias algunas tareas:
Cuando una persona decide comprar un inmueble construido en los años en los que se permitía el cemento aluminoso, pueden surgirle dudas acerca del buen estado del edificio. A fin de cuentas, la aluminosis no siempre aparece con la misma velocidad. Así pues, si la construcción data de aquellas décadas, conviene preguntar en el momento de visitar la vivienda. Además, hay otras pistas que pueden avisar de que el hormigón está sufriendo aluminosis, como la aparición de grietas o las manchas de óxido en las paredes. Y si queda alguna duda, siempre es posible solicitar la denominada “cata de cemento”, que consiste en examinar con pruebas químicas y rayos X si el cemento es aluminoso.