Miriam Rodríguez, la madre de Romina Celeste, la joven asesinada por su marido la madrugada de Año Nuevo de 2019 en la isla de Lanzarote, ha denunciado ante los medios de comunicación la tardanza del juicio contra su asesino confeso, así como los fallos de protocolo que se produjeron cuando su hija requirió asistencia médica por el maltrato al que estaba siendo sometida.
Ha sido en la llegada a los juzgados, en la segunda sesión del juicio, cuando la progenitora se ha parado ante los periodistas para señalar que acudía con “esperanza” de “que se haga justicia” para su hija. “Esperar cuatro años y cinco meses para esto es mucho; es mucho dolor. Cada día duele más”, ha señalado, mientras portaba en sus manos un retrato de la joven.
“Si hubiesen ayudado a mi hija, ella estaría viva. No se movió el protocolo en el hospital ni tampoco la amiga le ha ayudado. Si le hubiese ayudado la amiga, supuesta madrina (de su boda), hubiese estado viva mi hija; no estaría presente yo aquí”, ha dicho, cargando contra la forma en que procedieron y convencida de que, si en el centro médico hubiesen activado protocolos por violencia de género o si su amiga le hubiese avisado de la situación que atravesaba con su marido, hoy seguiría con vida.
“Se queda en su conciencia lo que ha hecho. Es muy doloroso. 15 años para mí no sé si son poco o es lo justo que dan los hombres de la ley, pero, como digo, no le traen vida a mi hija”, ha lamentado, en referencia a la previsible condena contra su asesino.
Sin contener las lágrimas y rota por el dolor, la madre de Romina, ante preguntas de los periodistas, se ha dirigido al asesino confeso para hacer una petición: “Que me digan dónde están los restos de mi hija para poder llevármelos. No el pequeño pulmón, que voy a llevar, pero si pudiera… que diga donde están los otros que me faltan. Porque yo no creo que haya tirado todo al mar. No creo. Sí, algunos quizás, como el milagro que paso con el pulmón, pero los otros… espero que se toque el corazón y que diga dónde están para poder llevármelos. Yo quisiera, lo poco que queda de mi hija, llevármelo. Solo pido eso”, ha dicho, antes de entrar en la sala de los juzgados, donde un grupo de personas, con banderas de Paraguay y pancartas de apoyo, la han arropado.
‘Todos somos Romina’, se leía en los carteles, entre los que había otros clamando justicia para ella y la familia.
Entre abrazos, Miriam ha agradecido su presencia ante las puertas de la Ciudad de la Justicia de Las Palmas, donde la Audiencia Provincial de la capital grancanaria está celebrando el juicio.
En la primera sesión, el marido de Romina, Raúl Díaz, reconocía todos los hechos de los que se le acusa y por los que se le juzga, tales como son el delito de homicidio, maltrato habitual, lesiones, profanación de cadáver y simulación de delito.
Concretamente, durante le juicio oral, ha admitido los hechos de los que se tienen pruebas, afirmando que además de golpearla en diversas ocasiones, tras cometer el crimen quemó su cuerpo y se deshizo de él.
Tras su confesión, el acusado será probablemente condenado por la Sala a 15 años, nueve meses y cuatro días de prisión tras haberlo pactado las partes porque, según ha expuesto el abogado defensor de Raúl Díaz, el presunto autor de los hechos "ha valorado el dolor que ha causado" a la familia de Romina y a la suya propia, y lo que quiere es "acabar con esto".