El nivel en el que se activaron las restricciones históricas en España y cuándo llegarán a ese límite los embalses

  • La reserva hídrica española se ha situado en la última semana al 48,9% de su capacidad total

  • En el caso de que el nivel de los embalses caiga por debajo del 20%, empiezan a hacerse cortes en el abastecimiento de agua en núcleos de población

  • Las últimas restricciones en una gran ciudad se produjeron debido a la sequía de Cataluña entre 2007 y 2008

La situación de sequía que sufre España es cada vez más alarmante. Después de tres años lloviendo menos de lo normal, las precipitaciones también han sido escasas esta primavera. A todo esto, hay que sumarle las altísimas temperaturas que sufre España desde finales de abril, impropias de esta época del año, y el nivel cada vez más bajo de agua en los embalses desde diciembre pasado, especialmente, en la cuenca del Guadalquivir y las cuencas internas de Cataluña. 

Si 2022 fue un año muy seco –llovió un 84% de lo normal-, 2023 no ha empezado mucho mejor. Si bien en enero las precipitaciones se situaron más o menos en la media, febrero, marzo y abril han sido meses muy secos, especialmente, abril, que ha sido el más “cálido” desde 1961, año en el que existen registros unificados y fiables.

Mayo tampoco parece que vaya a ser muy lluvioso. Para esta semana solo se prevén “precipitaciones abundantes” en el extremo norte de la Península, aunque a partir del viernes y hasta el domingo las lluvias podrían extenderse al área mediterránea. Para la siguiente semana, tampoco se esperan grandes precipitaciones, y para más adelante, las estimaciones son todavía demasiado inciertas, según asegura a NIUS Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Española de Meteorología (AEMET). Con todo, aunque este mayo fuese el más lluvioso de la historia, el problema de la sequía seguiría sin resolverse. Solo se podría paliar a partir de otoño, en caso de que lloviese en abundancia.

Embalses a menos de la mitad de su capacidad

Todo esto ha conducido a que el nivel de los embalses sea cada vez menor, lo que supone un problema mayúsculo. A nivel nacional, la reserva hídrica española está al 48,9% de su capacidad total. Los embalses almacenan actualmente 27.417 hectómetros cúbicos de agua, disminuye en la última semana en 406 hectómetros cúbicos (el 0,7% de la capacidad total actual de los embalses), según los datos de este martes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El 80% del agua embalsada se destina en España a la agricultura; el resto, es para uso urbano e industria.

Lo cierto es que, entre mayo y septiembre, prácticamente en el cierre del año hidrológico, se suelen perder en torno a 9.000 hectómetros cúbicos en toda España. “Es la época en la que hay que regar y en el que se produce el consumo urbano turístico fundamentalmente y, por tanto, el agua embalsada pierde 9.000 hectómetros cúbicos”, explica el climatólogo de la Universidad de Alicante Jorge Olcina.

Por lo tanto, si la situación no mejora en los próximos meses, como está previsto, estaríamos al final del año hidrológico en una situación bastante comprometida. “Si la situación de falta de lluvia sigue durante todo el verano, con la pérdida prevista de esos 9.000 hectómetros cúbicos de aquí a septiembre, sí se va a ver comprometido el abastecimiento urbano de poblaciones de Andalucía y Cataluña, con cortes de agua en el grifo en núcleos de población pequeños o medianos y no solo para usos complementarios de jardines y piscinas”, apunta Olcina.

Situación delicada en Andalucía y Cataluña

La situación es muy delicada en Andalucía y Cataluña. En la última semana, los embalses de Andalucía han bajado hasta el 26,5% de su capacidad, y han perdido 58 hectómetros cúbicos (hm3), hasta los 2.967. El año anterior estaban en estas mismas fechas al 35,8%. En Cataluña, los embalses de las cuencas internas están incluso peor, al 25,6%. Más de 200 municipios de esta comunidad tienen restricciones en estos momentos para el riego de cultivos, limpieza de calles y el llenado de piscinas.

“Normalmente, cuando en una cuenca hidrográfica los valores de agua embalsada bajan del 30%, hay que empezar a aplicar restricciones de agua en regadíos. Si bajan del 25%, comienzan las medidas restrictivas para uso urbano, riego de jardines, llenado de piscinas o fuentes. En el caso de que caigan por debajo del 20%, se podrían hacer cortes en el abastecimiento de núcleos de población”, señala Olcina.

Cortes en el Gran Bilbao, Sevilla y Barcelona en el pasado

En los últimos 35 años ha habido tres momentos críticos de sequía. Entre  1989 y 1990 se produjeron restricciones en el Gran Bilbao -municipios dispuestos a lo largo del río Nervión hasta su desembocadura-. Un millón y medio de vascos se vieron afectados durante 16 meses por restricciones cuando los embalses del Zadorra se quedaron al 30% y al 26%. Se calculaba que sólo había agua para tres meses. En abril de 1990 seguía sin llover y, pese a las restricciones, los niveles cayeron al 13% y al 10%.

En Sevilla y varias localidades circundantes se vivió otra situación dramática en los años noventa y se llegó a un punto en 1995 en que sólo quedaba un 7% de agua en los embalses para apenas 20 días. Entonces, se llegaron a plantear soluciones que suenan hoy a ciencia ficción, como evacuar a la población de Sevilla o traer un iceberg. Hoy el sistema de reservas de agua de esta zona es más robusto.

Las últimas restricciones en una gran ciudad se produjeron en Cataluña entre 2007 y 2008. En Barcelona, hubo que aplicar medidas extraordinarias en el sistema de abastecimiento, así como en diferentes partes de Cataluña con niveles de agua embalsada similares a los actuales. Se tocó fondo en mayo con las reservas al 30%. Fue ahí cuando se empezó a hablar de un mini trasvase del Ebro a Barcelona, que, aunque empezó a construirse, nunca se realizó.   

Ahora mismo, salvo en Andalucía y Cataluña, el abastecimiento urbano está “plenamente” garantizado en el resto de España, aunque es posible que vayan produciendo restricciones para el regadío. “Si en otoño no lloviera con la abundancia necesaria, sí que empezaríamos a hablar de cortes de agua en núcleos de población importantes del centro y sur peninsular e incluso de Cataluña”, señala Olcina. Hasta entonces, habrá que cruzar los dedos para que empiece a llover.