Los embalses españoles ya están por debajo del 50 % de su capacidad total. La falta de lluvias y la sequía obliga a las autoridades a priorizar el abastecimiento humano reduciendo el suministro para agricultores y servicios recreativos. Lo saben bien los dueños de los negocios que explotan las orillas de los pantanos con una oferta de restauración o deportiva con embarcaciones a vela o motor o con piraguas. Algunos de ellos ya han anunciado que, de no llover, tendrán que echar el cierre.
Uno de estos negocios afectados por la sequía es el del pantano de Los Ardales, en la provincia de Málaga. Hasta este año han disfrutado de una bandera azul, en esta playa de interior. Ofrecían a su clientela actividades náuticas y recreativas, pero ahora, la falta de agua en el embalse ha provocado que la orilla haya descendido unos 500 metros lo que ha obligado a retirarles este distintivo europeo. Las restricciones afectarán a la plantilla que será reducida a la mitad, algo que también notan en el camping contiguo.
Pero lo mismo ocurre en otras zonas de España. Es el caso del pantano de Sau en Barcelona donde este año aún no han abierto los negocios que explotan esta lámina de agua. Lo mismo ocurre en el cauce del río Deva, en Guipúzcoa, allí las empresas que explotan el negocio de piraguas y kayaks aún no las han echado al agua. Saben que si no lluve de forma abundante en las próximas semanas, tendrán que dar por perdida esta temporada estival.