El episodio cálido que hemos vivido a finales de abril fue extraordinario. Se registraron temperaturas inéditas para esas fechas: en sólo tres días, se pulverizaron todos los récords. Los 38,8 grados registrados en el aeropuerto de Córdoba el día 27 marcaron un nuevo máximo histórico en la península para un mes de abril. Esto ya lo sabemos. Lo que no sabíamos, aunque meteorólogos y climatólogos lo apuntaran, es que este episodio se pueda atribuir directamente al cambio climático.
Ya no es una hipótesis. Es la conclusión de un estudio científico que se acaba de publicar, este viernes, sobre las temperaturas de récord en la región mediterránea: península ibérica, Marruecos y Argelia. Elaborado por la organización World Weather Attribution (WWA), concluye que “este calor habría sido casi imposible sin el cambio climático”.
El WWA es un grupo científico internacional fundado en 2014 por destacados climatólogos. Su objetivo es analizar la posible influencia del cambio climático en eventos meteorológicos extremos. Y hacerlo rápido, con estudios de atribución ‘exprés’. Cada vez que ocurre alguno de estos eventos, analizan la probabilidad de que su ocurrencia, su intensidad y su duración se deban al cambio climático. Es decir, estudian si lo ocurrido se puede atribuir al cambio climático o no. Y con lo ocurrido en abril en la región mediterránea no tienen dudas: “El cambio climático hizo que la ola de calor que batió récords en España, Portugal, Marruecos y Argelia entre el 26 y el 28 de abril fuera al menos 100 veces más probable, con temperaturas hasta 3,5 °C más altas de lo que habrían sido sin el cambio climático”.
“A finales de abril, el suroeste de Europa y el norte de África experimentaron una enorme ola de calor que provocó temperaturas extremadamente altas nunca antes registradas en la región en esta época del año. Temperaturas que alcanzan los 36,9-41°C en los cuatro países”, constatan los científicos en el informe. “El evento rompió récords de temperatura por un amplio margen, en el contexto de una intensa sequía”.
Según Dominic Royé, climatólogo y responsable de Ciencias de datos en la Fundación para la Investigación del Clima (FIC), el estudio “confirma lo que expresamos como científicos hace unas semanas: sin el calentamiento global este evento tan extremo era imposible”, afirma en SMC España.
Algo especialmente preocupante es que este informe vuelve a constatar que el aumento en las temperaturas se acelera. Sobre todo, en esta región mediterránea, donde la realidad que deja el cambio climático, año tras año, está superando lo que predecían los modelos. Lo destaca otra de las autoras del informe, Sjoukje Philip, investigadora del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos. “El hecho de que las tendencias de temperatura en esta región sean más altas de lo que predicen los modelos muestra que necesitamos entender mejor los efectos regionales del cambio climático para que podamos adaptarnos a todavía más calor extremo en el futuro".
“El Mediterráneo es una de las regiones más vulnerables al cambio climático en Europa”, insiste Friederike Otto, profesora de Ciencias del Clima en el Instituto Grantham para el Cambio Climático y el Medio Ambiente. Y esto es algo que de lo que vienen advirtiendo meteorólogos y climatólogos desde hace años.
Por ello, una de las cosas en las que hacen hincapié los autores del estudio es la necesidad, ya urgente, de adaptarse a este calentamiento global imparable. “Las estrategias de adaptación son más que urgentes”, advertía este viernes en rueda de prensa otra de las autoras, Fatima Driouech, Profesora Asociada de la Universidad Politécnica Mohammed VI de Marruecos.
Roop Singh, asesor principal de riesgos climáticos del Centro del Clima de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, es otra de las firmantes del estudio. Advierte de que estas “olas de calor de principios de temporada tienden a ser más mortales, ya que las personas aún no han preparado sus hogares o no se han aclimatado a temperaturas veraniegas”. Pero también asegura que “en España, por ejemplo, vimos medidas de adaptación a la ola de calor implementadas antes de lo habitual, que es exactamente el tipo de acción térmica adaptativa que necesitamos ver más para reducir las muertes por calor".
Porque lo ocurrido en abril de este año es sólo una señal más de lo que viene. En las próximas décadas no se va a revertir la situación, incluso aunque dejásemos de emitir gases contaminantes en este momento, por la propia inercia del sistema. De ahí que, en los últimos informes climáticos se hable cada vez más de "adaptación" y no sólo de "mitigacion". Lo explicaba, en entrevista con NIUS, el meteorólogo de Meteored José Miguel Viñas. "Desde la ONU y desde el IPCC ya se dice que hay que apostar por la adaptación. Porque, incluso aunque consigamos ir por una senda buena, para mediados de siglo los impactos van a seguir aumentando, por las propias inercias del sistema climático. La temperatura puede superar los 2 grados a final de siglo y los impactos va a ser bastante mayores", advertía.
En declaraciones a SMC España, Royé destaca que “el estudio es de altísima calidad”. Y no es el único. “La metodología de atribución rápida desarrollada por WWA ha pasado todos filtros asociados a la revisión por pares, ha sido aplicada en muchas otras ocasiones, está bien contrastada y es científicamente sólida”, advierte también en SMC España el meteorólogo Ernesto Rodríguez Camino. El estudio fue realizado por 10 investigadores del WWA: científicos de universidades y agencias meteorológicas en Francia, Marruecos, los Países Bajos y el Reino Unido.
Francisco J. Doblas-Reyes, director del departamento de Ciencias de la Tierra del Barcelona Supercomputing Center, destaca que “es un análisis preliminar y más rápido de lo habitual”, que “utiliza datos que no son exactamente observaciones locales pero que, aun así, son de alta calidad”. Y el hecho de que un informe tan sólido constate todo esto es importante. Porque la relación entre el episodio de abril y el cambio climático pasa de ser una mera suposición (“será el cambio climático…”) a una constatación científica, que se asienta en el análisis de "una mezcla de métodos estadísticos, que utilizan tanto observaciones como simulaciones”.
“Podemos confiar en los estudios de atribución como este último. La potencia de cálculo de los superordenadores permite poder llevarlo a cabo en poco tiempo (días)”, destaca Viñas en SMC España. Y no puede ser más claro en su interpretación de este informe. “El estudio no sólo permite atribuir al cambio climático ese episodio, sino que gracias al análisis estadístico que se ha llevado a cabo y a la simulación climática, es capaz de cuantificar la probabilidad (muy baja) de tener temperaturas en el entorno de los 40 ºC en abril si elimináramos la señal del calentamiento global y fuera sólo consecuencia de la propia variabilidad atmosférica”. Es decir, que sin el cambio climático, esas temperaturas, sencillamente, no se habrían dado.
El informe lanza una advertencia final. Que no es nueva, pero se hace cada vez más acuciante: hay que detener las emisiones causantes del efecto invernadero. No hablan de reducirlas ya, sino de detenerlas. “Hasta que no se detengan las emisiones generales de gases de efecto invernadero, las temperaturas globales seguirán aumentando y eventos como estos se volverán más frecuentes y severos”, advierten los autores en su comunicado.
Y ponen un ejemplo: “Si la temperatura media global aumenta 0,8°C adicionales (ha aumentado ya 1,15 grados con respecto a la era preindustrial), para un calentamiento total de 2°C, los modelos muestran que una ola de calor como esta sería 1ºC más caliente”. Dicho queda. Una vez más.