Hace sólo cuatro años, en 2019, hablábamos de que los veranos de cuatro meses habían llegado para quedarse. Lo hacíamos a cuenta del “veroño”, palabra que utilizamos ya con frecuencia para referirnos al tiempo veraniego que, cada vez más, se extiende al otoño. Y hablábamos de ello porque los meses de octubre cada vez van siendo más cálidos. El del año pasado batió todos los récords: 18 grados, más de 3 grados por encima de lo normal, se convirtió en el más cálido de la historia.
Hoy nos enfrentamos, en pleno abril, a temperaturas propias del verano. Algo absolutamente anómalo, que podría quedar en un episodio aislado si no fuera porque estamos inmersos en esta tendencia a que los veranos se alarguen cada vez más, por delante y por detrás. En los últimos años, el mes de mayo ha batido récord de calor en varias ocasiones. No hay más que mirar el del año pasado. Como en octubre, mayo de 2022 registró una temperatura de 18 grados, 3 grados por encima de lo habitual para ese mes. ¿Vamos a los veranos de seis meses?
“En 2022, claramente, y este año ya en abril, estamos viendo condiciones de pleno verano en plena primavera. Todavía es pronto para hablar de veranos de seis meses, pero la tendencia que veíamos hace cuatro años se está consolidando, eso parece claro”, asegura Rubén del Campo, portavoz de la AEMET.
Samuel Biener, meteorólogo de Meteored, también apunta que “en años como el pasado sí podemos hablar de veranos de seis meses, de mayo a octubre”. Explica que, en España, “ya estamos en veranos que duran entre 4 y 5 meses, según las zonas. Ahora mismo tenemos veranos que prácticamente ya duran la mitad del año”.
Oficialmente, por tanto, no se puede hablar de un verano de seis meses (de mayo a octubre), pero extraoficialmente parece claro que vamos por ese camino. Porque la tendencia que se observa en las últimas décadas es imparable. Los veranos duran ahora cinco semanas más que en los años 80.
“Las temperaturas que se registraban hace 40 años en torno al solsticio de verano, al 21 de junio, van registrándose cada vez antes. Ese adelanto es de unos 10 días por década. Hoy en día, los veranos empiezan más de un mes antes que hace 40 años”, explica Del Campo. Y no es algo nuevo, ya se lo contábamos también hace cuatro años.
Que esta tendencia esté yendo a más “no se puede ver claramente en sólo cuatro años”, advierte el meteorólogo de la AEMET. Pero, dicho esto, asegura que “el año 2022 fue extraordinario, porque las condiciones veraniegas empezaron a mediados de mayo y continuaron de manera casi ininterrumpida hasta finales de octubre”.
De hecho, recuerda que octubre de 2022 fue "un mes prácticamente veraniego”. Del Campo reconoce que “el año pasado tuvimos casi seis meses de verano”. ¿Se puede repetir este año?
El portavoz de la AEMET no aventura nada, todavía, pero sí que constata que “este año, hemos tenido el tercer mes de marzo más cálido de la serie histórica, abril está siendo claramente más cálido de lo normal, y el episodio de semana que viene nos acerca al verano”.
Porque dentro de unos días tendremos “temperaturas que se podrían dar a finales de junio". Y si miramos a "las máximas, las que se van a registrar a finales de abril son de pleno verano”, asegura. “Si se dieran en julio, serían temperaturas normales”, advierte Del Campo.
Biener explica que “estos episodios de temperaturas veraniegas en la primavera, cada vez se están volviendo más frecuentes”. Y es algo que ocurre también “en la segunda quincena de septiembre y octubre”. De hecho, apunta que octubre es uno de los meses donde más se están notando los cambios, tanto en las temperaturas como en las precipitaciones. “Tradicionalmente era el mes de las grandes lluvias torrenciales y de inestabilidad, pero llevamos ya varios años que no hay ni rastro de ello, y con temperaturas muy altas”.
Eso en otoño. Pero si miramos a la primavera, el mes de mayo del año pasado "tuvimos una ola de calor, aunque no fuera oficial, que abrió la puerta a todas las demás que vinieron después", recuerda el meteorólogo. "El año pasado, en zonas de Andalucía y Extremadura ya alcanzamos los 40 grados en mayo”, recuerda Biener. Y no era la primera vez que ocurría.
“En mayo, cada vez son más frecuentes episodios de temperaturas extremas, se registran valores que incluso serían muy altos o anómalos en verano”. El mes de mayo de 2022, además, dio paso al verano más cálido registrado en España desde que hay registros (1961). Y el otoño también fue más cálido de lo normal.
“En las últimas décadas, los veranos se están alargando en España, tanto hacia la primavera como hacia el otoño. Es lo que nos indican los datos, que empiezan antes y acaban más tarde. Estamos viendo pleno verano ya en mayo”, explica Biener. Y apunta que “las estaciones de transición están desapareciendo, cada vez son más cortas y los cambios son más bruscos. Y esta tendencia se va a acentuar en los próximos años”.
El meteorólogo de Meteored va incluso más allá. “Si se mantiene esta tendencia, es posible que, en unas décadas, la primavera y el otoño desaparezcan, y que pasemos del invierno al verano y viceversa: que sólo tengamos dos estaciones”.
Del Campo no va tan lejos, de momento, pero también advierte una cosa. “Las condiciones veraniegas que vimos el año pasado de mayo a octubre, no solo están caracterizadas por las altas temperaturas, sino también por la escasez de precipitaciones, llovió muy poco”. Fue, de hecho, “el periodo más seco de todos los de la serie histórica, el más cálido y el más seco simultáneamente”.
“Este calor y esta sequía que van de la mano es lo que el IPCC denomina ‘fenómenos extremos compuestos’. Y es algo a lo que, en España, nos tendremos que ir acostumbrando: olas de calor y períodos de sequía simultáneamente”. Es lo que ocurrió el verano pasado. Y “por desgracia, ahora mismo, la tendencia parece similar”, confiesa Del Campo.
Porque en estos momentos estamos inmersos en una grave y prolongada sequía, sigue sin llover y las temperaturas no dejan de batir récords, a pesar de estar todavía en abril. Las previsiones para los próximos meses no apuntan cambios. “Este verano también apunta a que va a ser más cálido de lo normal, aunque aún no sabemos si tanto como el pasado".
Todo indica, por tanto, que sí, que aunque no sea oficial, este año podemos volver a vivir (o sobrevivir a) un verano de seis meses. Un periodo cálido y seco que se puede extender de mayo a octubre. Otra vez. Si ocurre, no va a sorprender a los meteorólogos.
“Esta tendencia que estamos observando encaja perfectamente con los escenarios del cambio climático”, apunta Del Campo, “que hablan de temperaturas más altas, veranos más largos y olas de calor más tempranas, frecuentes e intensas”. Y advierte de que esto no acaba aquí.
“Esta tendencia continuará en las próximas décadas”, recuerda el portavoz de la AEMET. Para mediados de siglo, es probable que los veranos sean “tan cálidos, de forma habitual, como el del año pasado”.