Domingo S. S., el padre de Colmenar Viejo investigado por presuntamente maltratar a sus ocho hijos y médico de Urgencias en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, sigue bajo el foco mediático. No obstante, son pocos los que saben que en el centro sanitario en el que sigue trabajando -hasta que el juez ordene lo contrario, según la Consejería de Sanidad, y a pesar de haber perdido hasta en cinco ocasiones sus títulos académicos- siempre ha mantenido un perfil bajo.
Así lo ha podido constatar Informativos Telecinco. El facultativo, que ha llegado a ser jefe de residentes del área de Urgencias, trabaja en el Gregorio Marañón desde hace años. Es alguien conocido entre el personal sanitario, pero "nunca ha protagonizado ningún episodio extraño o una trifulca, no llama la atención".
En el trato es "majo" y "amable", apuntan desde el centro, pero a veces es "un poco soberbio", especialmente con sus residentes. Eso sí, "siempre que puede, se ofrece para echar una mano", ya sea en el hospital o a nivel personal. Nadie se hubiera imaginado que era el investigado por lo que pudo suceder durante 13 años en la 'casa de los horrores' de Colmenar Viejo. Todos se quedaron sorprendidos.
Las fuentes consultadas afirman que el caso se habla en los grupos de trabajo del hospital. Al parecer, le habrían sugerido abandonar el puesto desde la dirección, al ser investigado por supuestos malos tratos a sus hijos y por la supuesta sustracción de material sanitario en gran cantidad en plena pandemia, pero no se ha podido proceder y él quiere seguir trabajando. Este mismo miércoles estaba realizando su jornada con normalidad como médico adjunto. Trabaja en el turno de mañana, de 08:00 a 15:00 horas, y sigue haciendo guardias.
Los que trabajan con él, según ha podido saber este medio, le describen como un hombre de "mediana estatura" y "algo desaliñado en su vestimenta". A nivel físico es un varón algo "rechoncho, aunque ha tenido temporadas de perder mucho peso". En el hospital "siempre ha querido hacer guardias", "él mismo ha dicho en alguna ocasión que para mantener a sus ocho hijos 'hay que hacer muchas guardias'". Estaba "poco en su casa".
Cabe destacar que a Domingo y a su esposa se les retiró la custodia de sus ocho hijos, de entre cuatro y 14 años, por los brutales presuntos malos tratos del padre a los menores. Ante los magistrados respetó la orden que le impide acercarse a ellos, solo pidió ver a los más pequeños "cada cierto tiempo", y negó los cargos de los que se le acusa. Sin embargo, la profesora de uno de los niños, que destapó el caso, así como una de sus hijas mayores y otros testimonios, no opinan lo mismo.
De hecho, su hija mayor señaló en su declaración que le obligó a realizar tocamientos a su progenitora, a ver pornografía con él y que le pidió que le realizara una 'chupadita', algo a lo que se negó, según recoge 'El Mundo'. Los niños, que supuestamente recibían palizas y agresiones con todo tipo de objetos, exculpan a la madre, quien dijo no haber sido maltratada por su marido -tiene una orden de alejamiento que ha pedido que retiren- y a la que el médico también 'borra' del caso. Ella, no obstante, llegó a decir que los menores realizaron las impactantes declaraciones por sus "malas influencias".
El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, aseguró el mes pasado que, a pesar de haber abierto un expediente administrativo al médico por el supuesto robo de material sanitario, el facultativo podrá continuar en su puesto salvo que el juez encargado de la investigación ordene lo contrario.
Desde el Gregorio Marañón no se han realizado declaraciones al respecto. Pero Víctor Aparicio, quien fuera enfermero de este centro sanitario, no entiende por qué la población no puede saber quién les está atendiendo. En este caso, desconocen si les está atendiendo una persona investigada por un asunto tan grave, según ha explicado en Informativos Telecinco.
"Este hombre se pudo ver afectado a nivel psiquiátrico por la pandemia, como muchos otros sanitarios. Los sanitarios no estamos exentos de las enfermedades mentales o el consumo de sustancias, pero no nos realizan controles como se hace con una azafata de vuelo o un conductor de autobús ¿Por qué?", señala Aparicio.
Víctor tampoco da crédito a que en el registro al domicilio familiar se encontrara una gran cantidad de material sanitario, como 1.400 batas (que pudo emplear para curar las lesiones que presuntamente provocaba a sus hijos o que pudieron tener otro destino, ya que el juez preguntó al acusado si las vendió, cuando este había fundado una empresa de la que era titular su mujer): "Que se sustraiga material de esta forma en época de pandemia me parece una canallada y de muy poca moral. Se lo estabas quitando a tus propios compañeros. Muchos estuvimos trabajando sin bata porque no había". Domingo, respecto a este asunto, confesó que la "paranoia" del coronavirus le llevó a acumular todos los objetos y que la "mayoría están caducados".