El padre de la 'casa de los horrores' de Colmenar Viejo tuvo varios rifirrafes con los magistrados del Juzgado de Instrucción número 4 del municipio madrileño en su declaración en calidad de investigado por los presuntos malos tratos contra sus hijos y por los que le han retirado la custodia de los ocho menores. D. S. S., médico del Hospital Gregorio Marañón, también está siendo investigado por un presunto delito de hurto al descubrirse un arsenal médico en su vivienda, donde convivía también junto a su mujer y también investigada.
El magistrado preguntó al padre si agredía a sus hijos con objetos como rodillos o martillos y este contestó de forma contudente, alegando que los hechos "ya están siendo investigados" y que cuenta con un "sobreseimiento", recogen fuentes como 'Vozpópuli'. El investigado dijo que la situación se iba a resolver, que había retrasos por "cuestiones administrativas" y que había respetado a "raja tabla" la orden de alejamiento sobre una de sus hijas.
El juez no se moderó ante su respuesta de si agredía a sus hijos con objetos. Le dejó claro que será el poder judicial quien maneje el caso: "Usted puede contestar o no, pero si esos hechos han sido enjuiciados o no, no le corresponde a usted determinarlo".
Tras este momento, el médico del Gregorio Marañón se mostró conforme con la orden de protección sobre sus hijos menores y pidió retirar toda medida a su esposa porque necesitan que organizar su vivienda.
Esta petición se produjo no sin antes un nuevo enfrentamiento: le dijo al magistrado de hablar "de persona a persona" y este le dijo que no podía ser así, ya que el acudía como "investigado". El facultativo explicó que tiene que seguir trabajando para mantener a sus hijos y que para él es básico que su esposa quede libre de las cautelares.
Una vez le comunicaron la orden de alejamiento sobre los tres hijos mayores, se mostró conforme, pero rogó poder ver a sus "hijos pequeños, aunque fuera unas veces cada cierto tiempo". Por ahora, se mantiene a la espera de la resolución judicial del caso.
También cabe destacar de esta comparecencia que el médico confesó disponer de permiso de armas -sin tener ninguna- y que los magistrados cuestionaron por qué tenía su despacho en casa impoluto y el resto de la vivienda en condiciones insalubres. Ante esta cuestión, dijo que ese espacio era utilizado por todos los miembros de la familia.
Para finalizar, dejó otros detalles; dijo que los ocho menores, de cuatro a 14 años de edad (que se encuentran ahora con los servicios de primera acogida de la Comunidad de Madrid), dormían juntos porque mantenían una "relación maravillosa"; que la estructura del domicilio estaba cubierta de masilla porque esperaban contratar a un pintor; y que uno de sus hijos, que atraviesa una enfermedad, estaba siendo tratado por una especialista. Los hermanos faltaban semanas a clase y el facultativo justificaba sus ausencias.