Tres son los grupos que mandan hoy en día en el activismo político: Futuro Vegetal, Rebelión Científica y Extinction Rebellion. Los primeros reivindicaban este lunes en sus redes sociales el lanzamiento de pintura a las entradas de las sedes nacionales PP y PSOE. Las edades de los cinco detenidos por la acción oscilan entre los 26 y los 61 años, muestra de lo heterogéneo de estos grupos que muchas veces se funden entre sí. "Son muy líquidos, quien está en Futuro Vegetal puede estar también en Rebelión Científica", explica el periodista Rafael Ordóñez, autor del libro Amor y Furia, en el que analiza el nuevo activismo climático con entrevistas a sus miembros.
Ordóñez explica que los miembros de estos grupos son de lo más heterogéneo y que la gran mayoría tienen estudios superiores, o los están estudiando. Hay abogados, biólogos, ingenieros, arquitectos, etc. "Desde luego no son de derechas", afirma Ordóñez, que en cualquier caso señala la desafección de la política de la mayoría de los miembros de los miembros de estos grupos: "Durante la acción que hicieron en el Congreso, estuve con ellos, y le pregunté a uno si se veía a sí mismo ocupando un escaño. Me respondió que 'se veía más en la cárcel", relata en una entrevista telefónica con NIUS.
Los líderes de esta rebelión contra el cambio climático saben cómo captar la atención y cómo difundir sus acciones. Usan las redes sociales para ampliar su visibilidad, aunque por ahora, según Ordóñez, es difícil medir el éxito de lo que hacen. Es decir, es difícil calcular hasta qué punto consiguen meter en la agenda política soluciones más urgentes al cambio climático, que en cualquier caso se ha convertido en una de las grandes preocupaciones a nivel mundial en este momento de la historia.
Los últimos escenarios más sonoros han sido, además de las sedes de los principales partidos, el Congreso, donde Rebelión Científica roció pintura roja sobre los Leones de la fachada principal en dos ocasiones; y el Museo del Prado, donde dos jóvenes de Futuro Vegetal pegaron sus manos a las Majas de Goya.
"No son vándalos, Un vándalo es una persona que hace estas cosas sin ningún fin", asevera Rafael Ordóñez que cree que hay que huir de hacer juicios rápidos sobre estos colectivos: "Son activistas que están ejerciendo una desobediencia civil por la que están dispuestos a pagar las multas y las penas de cárcel que les correspondan", explica.
De momento, en España no ha habido penas de cárcel por estos hechos, ya que algunos todavía no se han juzgado algunos de ellos muy significativos. Otros se han calificado como "daños" y están penados con multas. Las que se han impuesto, están recurridas. Eso sí, algunas de sus actuaciones acaban con ellos en el calabozo, durante dos días.
Pero algunas acciones pueden salir caras. En el caso del primer lanzamiento de pintura a los Leones del Congreso, cuyo coste de limpieza se fijó en 3.000 euros, la Fiscalía pide hasta ocho años y medio cárcel, según informaron los miembros de Extincton Rebellion España. Lo contaban en Twitter un año después del primer lanzamiento, mientras convocaban al otro, para ese mismo día, también con pintura biodegradable.
En cuanto a las activistas que se pegaron a las majas de Goya están acusadas de un delito contra el Patrimonio Histórico, penado con hasta tres años de cárcel.
PP y PSOE aún no han valorado el coste de retirar la pintura de sus sedes, pero ambos partidos han puesto denuncia.
En Reino Unido, según explica Rafael Ordóñez, sí hay gente en la cárcel por protestas contra el cambio climático y donde las protestas son muy habituales. De las manifestaciones con cortes de calles en Londres, a acciones como la que llevó a cabo una mujer mayor que paró el tráfico aéreo con un dron, llamó a las autoridades y les dijo donde estaba, para asumir su responsabilidad.
"Se han extendido por toda Europa", asegura Ordóñez, que destaca al grupo just Stop Oil, al que está vinculado Futuro Vegetal.
Estos grupos, intentan concienciar de la importancia de que en se tomen medidas inmediatas que frenen el cambio climático, porque como afirma el autor de Amor y Furia, "los próximos diez años son decisivos para tomar medidas".
Durante décadas, la defensa del medio ambiente ha estado liderada por Greenpeace, pero estos colectivos se han hecho con el foco mediático, por el tipo de acciones, como la sopa de tomate lanzada sobre Los Girasoles de Van Gogh en la National Gallery de Londres.
Rafael explica que el funcionamiento es muy distinto al de Greenpeace y que esa organización aunó en su día los movimientos ecologista y pacifista, estos nuevos movimientos han nacido al calor de una crisis diferente y con unos medios distintos, en los que pueden hacerlo todo viral para tener más impacto, a modo de "bomba mental".
"Greenpeace no puede hacer lo que ellos hacen, porque perderían socios", explica Ordóñez que añade que estos grupos no los tienen. Si alguien les quiere apoyar, simplemente, les manda dinero.