Reducir el metano del ganado vacuno un 30%. Es el objetivo del proyecto puesto en marcha por una cooperativa ganadera de Córdoba. Son pioneros en España. Desde este mes de abril, las vacas lecheras del Valle de los Pedroches comen pienso con un complemento alimenticio que reduce en un tercio sus emisiones contaminantes.
“Lo acabamos de poner en marcha. Desde este mes, en el alimento de la vaca, todos los días se le pone una dosis de Bovaer en una cucharadita, y cuando el animal lo ingiere, ese aditivo inhibe la producción de metano”, explica a NIUS Antonio Quijada, Director de Alimentación Animal de COVAP (Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches).
Porque las vacas emiten metano, sí, en forma de gases: el 90% son eructos; el resto, ventosidades. Y es un problema importante. Porque se estima que todas las vacas del planeta liberan a la atmósfera 100 millones de toneladas de metano al año. Es uno de los gases de efecto invernadero, como el CO2, aunque siempre hablemos más de este último y sus emisiones lo toman como referencia. La Agencia Internacional de la Energía calcula que una tonelada de metano equivale a 30 toneladas de CO2.
Para que se hagan una idea, “una vaca genera metano equivalente a 3 toneladas de CO2 al año, y el uso de este aditivo reducirá 1 tonelada las emisiones de CO2 equivalente al año”, explican desde COVAP. “Nuestra estrategia de reducción de emisiones es clara, y una de las apuestas para ello es esta”, asegura Quijada.
Aunque sean los primeros en España, pueden convertirse en referencia en un sector, la ganadería, que tiene un papel importante en el calentamiento global. Los informes del IPPC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) indican que la actividad ganadera supone un 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Y el metano juega un papel importante en todo esto.
El producto del que habla Quijada, Bovaer, se autorizaba por parte de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) hace poco más de un año. Ya se utiliza en algunos países, como Dinamarca u Holanda, a los que ahora se une España. Este producto es el resultado de una década de investigación de la multinacional DSM. Ha sido ensayado en distintas partes del mundo, entre ellas España, y sus resultados se han publicado en más de 60 estudios científicos, aseguran desde COVAP.
Consiste en una molécula sintética, denominada 3-nitroxipropanol (3NOP), que reduce la producción de metano sin afectar negativamente a la producción de los animales. Quijada nos explica cómo funciona. “La vaca tiene cuatro estómagos. Uno de ellos es el rumen, que es al primero al que llega la comida. Y es ahí, en el rumen, donde se produce la mayor cantidad de metano dentro del animal”. En este artículo de 2021, la catedrática de Producción Animal de la UPM María Dolores Carro explica por qué se produce metano en el rumen.
Lo que hace, ahora, este aditivo es “inhibir el proceso que realizan unos micoorganismos que hay en el rumen para que no produzcan metano”, explica Quijada. Al producirse en ese primer estómago, la mayoría del metano que producen las vacas “sale por la boca, la mayor parte sale a través de eructos”. Desde ahora, cuando las vacas del Valle de los Pedroches eructan, después de comer, “lo que sale, va con mucho menos metano”. Por eso “el producto es tan eficaz, al trabajar directamente sobre el primer estómago”, asegura Quijada.
Su efecto es inmediato, no acumulativo. “La reducción del metano empieza en el momento en que aplicas el producto y deja de producirse cuando lo retiras”. ¿Y no tiene efectos secundarios para el animal o la producción lechera?
“Absolutamente ninguno”, asegura el responsable de su alimentación. “El animal no nota absolutamente nada y el producto final (la leche) tampoco”. Asegura que el producto es totalmente seguro para el animal y para el consumidor.
“El producto trabaja sobre los microorganismos que hay en el rumen, no sobre el animal”, advierte Quijada. Y asegura que todo son beneficios, porque “hay parte de la energía que ya no se pierde en forma de gas contaminante, sino que se invierte en la digestión del animal. El propio animal aprovecha esa energía que se perdía”.
De momento, COVAP ha comenzado a utilizarlo en unas 5000 vacas, de las 30.000 que tiene esta cooperativa andaluza. La reducción de metano afecta a unas 60 ganaderías del Valle de los Pedroches, que reciben el pienso con este aditivo todas las mañanas.
“El producto se dosifica de forma exacta, y la mezcla se elabora en el centro de alimentación en COVAP. De ahí sale el alimento que pone el ganadero en el comedero, todas las mañanas, para sus vacas”, explica Quijada. La idea es que esto sea una primera fase, e ir ampliándolo después a todo su ganado vacuno. Pero “no hay producto suficiente todavía para hacerlo en todas las vacas de la cooperativa. Habrá que ir escalando la producción”, advierte Quijada. También, para lo puedan usar todos los ganaderos que quieran, no sólo los de esta cooperativa andaluza.
Y sería importante extender su uso. Porque cuando hablamos de metano, hablamos de un gas de efecto invernadero que es responsable de nada menos que el 30% del aumento de la temperatura global, según los últimos informes de la Agencia Internacional de la Energía. Sus emisiones se han ido disparando desde la década de 1980.
“Aunque sus concentraciones son menores que las del CO2, su potencial de calentamiento a corto plazo, que es el que nos preocupa, es 84 veces superior. Estas emisiones no se pueden desatender. Hay que reducirlo ya”, advertía Tatiana Nuño, de Greenpeace, hace ya dos años. Hablamos de un gas que, aunque es 80 veces más potente que el CO2 en el calentamiento de la atmósfera, también se disipa mucho antes, a los 10-12 años de su liberación. El CO2, en cambio permanece durante siglos en la atmósfera.
Los esfuerzos de reducción de emisiones siguen centrados en este último, pero la reducción del metano ha saltado a las mesas de negociación de las últimas cumbres del clima de la ONU, como una forma rápida de atacar el problema del calentamiento global. El año pasado, la ONU advertía que “reducir las emisiones de metano es la forma más rápida de abordar el cambio climático a corto plazo”. A pequeña escala, y dentro de sus posibilidades, es lo que han comenzado a hacer los ganaderos del Valle de los Pedroches.
Y ello a pesar de que el momento actual es complicado para la ganadería, con una sequía gravísima en el campo andaluz que está afectando a los pastos y la producción de forraje para el ganado. “Vamos a seguir apostando por este tipo de productos, cueste lo que cueste”, asegura el portavoz de COVAP. Porque trabajan desde hace años en un modelo de ganadería sostenible, que vaya reduciendo su impacto ambiental. “Iremos viendo cómo influye la incorporación de este producto sobre nuestra huella ecológica total. La apuesta es clara”.