El único sector económico de España que no ha conseguido reducir su huella de carbono en los últimos catorce años es el de agricultura y la ganadería. Las emisiones de gases contaminantes derivadas de estas actividades se sitúan en el tercer lugar detrás de la industria manufacturera y los hogares. El sector que produce la comida en nuestro país contamina un 35% más que el sector eléctrico. Las cifras corresponden al cierre del año 2021 y las ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El sorpasso entre agricultura-ganadería y energía eléctrica lleva un par de años fraguándose. Se vio afectada por la pandemia, pero en 2021, año de vuelta más o menos ya a la normalidad, la distancia de emisiones entre ambos se hizo más que notable.
La evolución en el tiempo permite apreciar todavía más las diferencias. El sector eléctrico ha reducido sus emisiones en más de un 60% mientras que el primario es el único que las ha aumentado respecto a 2008: un 9% más.
Las cifras son también un reflejo del aumento del peso de las renovables en la generación eléctrica española en los últimos años. El año pasado eólica superó a la nuclear por primera vez en la historia y el origen renovable de los kilovatios superó el 46% del total. "Este 2022 es casi seguro que las emisiones del sector eléctrico aumentarán, por la grave sequía y las necesidades energéticas de Francia, que nos obliga a quemar más gas natural", explica Pedro Fresco, director general de Transició Ecològica de la Generalitat Valenciana. "El crecimiento de las renovables no pueden compensar tanto".
Sin embargo, en el sector primario el esfuerzo por descarbonizar ha sido menor y prueba de ello también es la poca presencia del biometano en nuestro país. España no aprovecha el potencial energético de los excrementos de la ganadería intensiva, por ejemplo, a diferencia de otros países europeos. El problema de la agricultura y la ganadería, más que el CO2, es el metano y el óxido nitroso. El primero se calcula que contamina 100 veces más que el dióxido de carbono y el segundo, el N₂O, unas 300 veces más. Este es el que más ha aumentado en el tiempo: un 17% más que en 2008.
La agricultura, ganadería, selvicultura y pesca son responsables del 64% de todas las emisiones de metano y del 78% de las de óxido nitroso.
Si se incluyen todos los sectores económicos, la industria manufacturera concentró el 25% del total de emisiones de gases de efecto invernadero en 2021; seguida por los hogares, responsables del 23% y por la agricultura, la ganadería, selvicultura y pesca, que causó el 17% por ciento de las mismas.
El reto de la descarbonización se concentra en los sectores donde menos se ha conseguido reducir la huella de carbono. "Por eso decimos siempre que los problemas de emisiones no están en el sector eléctrico, sino en sectores donde se consumen directamente combustibles fósiles como el transporte o la industria", explica Fresco.
Si solo nos comparamos con el año de la pandemia, España empeoró su nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. La vuelta a la normalidad en el año 2021 se tradujo también en más toneladas equivalentes de CO2, un 5,7% más. Sin embargo, cuando se hace la comparativa respecto a los niveles precovid, el signo es totalmente contrario: España redujo en un 9% la emisión de los tres principales gases contaminantes: dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.
Si se amplía el horizonte de comparación y nos vamos al inicio de la serie, año 2008, los gases con efecto invernadero que genera la economía española han mejorado en casi un 30%.