El futbolista Dani Alves continúa ingresado en prisión provisional acusado de agredir sexualmente a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona. El brasileño declaró este lunes ante la jueza que lo investiga y aseguró que mantuvo relaciones sexuales consentidas.
Alves lleva en prisión desde el pasado 20 de enero. La defensa solicitó esta nueva declaración una vez ya avanzada la investigación del caso, y ahora puede volver a pedir que el futbolista salga en libertad provisional.
La vida del futbolista entre rejas es bastante similar a la del resto de presos. El futbolista se encuentra plenamente adaptado a la vida dentro de prisión y los funcionarios de prisiones ya han tenido que llamarle la atención una vez por su actitud.
El toque de atención a Alves se produjo coincidiendo con los carnavales de Brasil. El detenido comenzó a improvisar una batucada con los elementos que tenía en su celda, golpeándolos con ritmo. Los funcionarios tuvieron que entrar en la celda para recordarle que no era el momento ni el lugar para esa batucada, según recoge La Vanguardia.
El futbolista se habría convertido en el protagonista un nuevo negocio que circula dentro de la cárcel. La llegada de Dani Alves a la cárcel de Barcelona habría disparado "el tráfico de camisetas" de su anterior club, el F.C Barcelona. Aprovechando el tirón, el futbolista estaría participando en este negocio de venta de camisetas, convirtiéndose en un protagonista clave al firmar las camisetas.
Para poder llevar a cabo este negocio, un preso recoge todas las camisetas del club procedentes de envíos de familiares o de mensajerías. Después, las lleva al módulo 13, donde se encuentra el futbolista, para que firme todos los ejemplares, y tras ello las vuelve a repartir por cada pabellón distribuyéndolas entre los presos.
Al parecer, desde que llegó Dani Alves ha prisión, los pedidos de estas camisetas se han cuadruplicado.