El anómalo cáncer de Patricia Rite por un lunar que tenía desde niña: "La probabilidad es del 0,001%"
Patricia Rite, conocida por participar en 'Mujeres y hombres' en 2015, ha fallecido con 30 años tras serle detectado un cáncer metastásico que empezó en un lunar que tenía desde pequeña
La probabilidad de que un nevus congénito, un lunar con el que has nacido o que ha salido en el primer año de vida, se vuelva maligno tiene una probabilidad muy baja del 0,001 %
"Si un lunar es mayor de dos centímetros y, sobre todo, mayor de 20 si hay que preocuparse y hacer un seguimiento", dicen los dermatólogos
La triste noticia del fallecimiento de la influencer Patricia Rite, conocida por participar en 2015 en el programa de televisión Mujeres y hombres y viceversa de Telecinco, vuelve a poner en la palestra qué pasa con los lunares que llevan en tu cuerpo toda la vida, con los viejos conocidos ¿Hay que aumentar la vigilancia?, ¿pueden transformarse en un melanoma? Rite ha muerto este domingo a los 30 años, por un cáncer de piel que comenzó en uno de estos lunares que tenía desde pequeña.
Le fue diagnosticado hace cuatro años. Rite había hablado sobre su enfermedad en redes sociales. La joven comentó que todo empezó por los cambios en un lunar que tenía desde que era niña. Trató de dar visibilidad a esta dolencia y recientemente había comentado que estaba sufriendo una recaída. "El TAC no ha ido como esperaba", anunciaba en su perfil de Instagram. Rite explicó que frente a su cáncer metastásico, los tratamientos para ella "cada vez son menos y se me acaban".
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José Juan Pereyra-Rodríguez, jefe de sección de Dermatología del Hospital Virgen del Rocío, asegura que este caso es excepcional, y quiere mandar un mensaje de calma. "La probabilidad de que un nevus congénito, un lunar con el que has nacido o que ha salido en el primer año de vida, se vuelva malo y pueda causar la muerte tiene una probabilidad muy baja del 0,001 %. Eso sí, siempre hay que hacer un seguimiento de los lunares en nuestro cuerpo".
Un caso excepcional
El melanoma supone un 3% de todos los tipos de cánceres de piel, sin embargo, causa el 90% de las muertes. Es decir, no es el más frecuente pero sí el más peligroso. Detectado en sus etapas iniciales, la supervivencia es mayor del 95%, de ahí la importancia de diagnosticarlo a tiempo y de vigilar los lunares y manchas.
Estos nevus congénitos se clasifican por su tamaño final estimado. "Entonces, si se trata de un lunar menor de dos centímetros, tranquilidad. Estos tienen el mismo riesgo de degenerar en melanoma que cualquiera de los lunares que nos pueden salir a lo largo de nuestra vida (se denominan nevus adquirido). La probabilidad es muy baja de un 0,001 %. Existen, sí, pero considero que, sin tener toda la información, se trata de un nevus congénito de más de 2 cm, es un caso raro, de mala suerte", comenta Pereyra-Rodríguez.
"Yo he tenido dos casos, exactamente iguales. Un chico de 37 años que cuando vino a consulta ya había una metástasis y, a pesar de que operamos, se pudo hacer poco. Otro de ellos era un hombre de uno 45 años. Pero son casos raros. Por eso, esto no quiere decir que haya que quitar todos los lunares, para nada", explica Pereyra-Rodríguez.
Mayor de 2 centímetros
Los preocupantes son los nevus congénitos mayores de dos centímetros. Son denominados medianos, los que miden entre 2 y 20 cm. Es por una cuestión de probabilidad a final son más células malas. Por eso, el riesgo de que el tumor se vuelva maligno es un poco más alto, de un 0,5%. En el caso de un nevus congénito gigante, superior a 20 centímetros ya tiene un riesgo más elevado, de un 5%, y "se debe hacer un seguimiento claro, son lunares muy grandes y hay que observarlos".
El dermatólogo insiste en trasmitir un mensaje de calma. "Aquellos nevus que sean de nacimiento y que sean pequeños, menores de 2 cm, no deben alarmar porque el riesgo de melanoma es muy muy pequeño, igual que el resto que puedan salir a los largo de la vida", insiste Pereyra-Rodríguez.
En qué hay fijarse
En la regla ABDCE, que puede ayudar a detectar las lesiones potencialmente malignas, es decir, que pueden no ser buenas.
- La A es de asimetría; las lesiones benignas suelen ser más redondeadas y simétricas.
- La B es de bordes; un borde regular nos indica que la lesión es buena mientras que si los bordes son irregulares es una lesión que, al menos, debe ser valorada.
- La C es de color; una lesión de varios colores o muy negra debe de ser evaluada porque es atípica; las lesiones benignas suelen ser de un solo color homogéneo, normalmente marrón claro.
- La D es de diámetro, lesiones que midan más de 6 mm (a no ser que las tengamos desde pequeños y hayan crecido con nosotros) se deben vigilar.
- Y la E es de evolución, es decir, que cambien y crezcan.
"Es conveniente", dice el experto, "que los nevus de más de dos centímetros y, sobre todo, los que midan más de 20, se haga un seguimiento exhaustivo por parte del dermatólogo una vez al año". Si ha habido algún antecedente de cáncer de piel en el paciente o en la familia, será el dermatólogo el que precise cada cuanto deben revisarse dichos lunares.
Cuando un nevus duele, pica o sangra
De forma general, podemos afirmar que los lunares deberían tener un color y forma uniforme. Es decir, suelen ser de un solo tono (marrón o negro) y la frontera entre el lunar y la piel se distingue claramente, porque está bien definida. Suelen tener forma oval o redondeada y un tamaño pequeño, similar a una lenteja o un poco más, pero no mucho mayor.
Hay un tipo de nevus adquirido que se denomina intra dérmico. Al estar a mayor profundidad, suelen ser verrugosos, pero son la mayoría completamente banales. Aunque es cierto, que algún melanoma puede crecer y abultarse, pero no suele crecer todo el lunar, toda la lesión, si no solo una parte. Este síntoma unido a otros como dolor, picor o sangrado, "sí hay que mirarlo", explica el dermatólogo.