Alerta por las muertes de operados del estómago en Turquía: "Hemos tenido que reintervenir a pacientes al volver"
El Ministerio de Exteriores recomienda "máxima precaución" a quienes estén planteándose desplazarse a Turquía para realizarse algún tipo de operación quirúrgica de carácter estético tras haberse constatado la muerte de cuatro españoles en 2022
Si en España una intervención de reducción de estómago ronda los 10.000 euros si se hace por lo privado, en Turquía no supera los 3.000.
“Irte a Turquía a reducirte el estómago son ganas de meterte en un lío y jugarte la vida cuando te puedes operar en España”
Manuela tenía solo 17 años cuando viajó hace ahora un año desde Utrera (Sevilla) a Estambul para someterse a una reducción de estómago. Durante la intervención, los cirujanos le seccionaron involuntariamente el bazo, un órgano del sistema linfático, cercano al estómago, que combate las infecciones y mantiene el equilibrio de los líquidos del cuerpo. La joven necesitó una transfusión urgente de sangre. Pero nada más se pudo hacer por ella. Manuela falleció poco después como consecuencia de una septicemia.
"Estaba muy ilusionada", aseguró tras su fallecimiento su prima Neiva. Sufría obesidad y por cuestiones económicas decidió hacer el viaje de “su vida”. “Los protocolos son un desastre, la vida allí no vale nada, solo les importa el dinero”, relataba la familia.
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El Ministerio de Exteriores recomienda "máxima precaución" a quienes estén planteándose desplazarse a Turquía para realizarse algún tipo de operación quirúrgica de carácter estético tras haberse constatado la muerte de cuatro españoles en 2022. El ministerio no ha dado a conocer detalles de la operación a la que sometieron, pero, es probable, que Manuela sea una de los que fallecieron.
Turquía es un destino médico estético habitual por tener unos precios muy económicos. Son muchos los que cada año viajan a ese país para realizar tratamientos dentales, cirugía gástrica e implantes capilares, uno de los servicios más demandados. Si en España una intervención de reducción de estómago ronda los 10.000 euros si se hace por lo privado, en Turquía no supera los 3.000.
Pacientes enfermos
“Las operaciones de reducción de estómago hay que hacerlas con las máximas garantías. No es lo mismo hacerse un implante de pelo en Turquía, que puedo llegar a entenderlo, que ir a reducirse el estómago. El paciente al que se le va a hacer una reducción de estómago ya parte con una enfermedad, que es la obesidad, que se asocia a comorbilidades. Es decir, no es un paciente sano, sino que tiene una enfermedad que le causa algunos trastornos relacionados con problemas cardiacos y de respiración –muchos tienen apnea obstructiva del sueño-. Algunos, además, sufren diabetes. Por lo tanto, es un paciente más difícil de operar. Solo el riesgo anestésico es muchísimo mayor”, asegura Agustín Albillos, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva y jefe de servicio de Aparato Digestivo en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Albillos reconoce que en su hospital han tratado a algunos pacientes que se habían operado previamente en Turquía para reducirse el estómago. “Hemos visto pacientes que han venido de Turquía a los que los cirujanos han tenido que reintervenir porque han tenido complicaciones posquirúrgicas”.
Los problemas en este tipo de operaciones no solo pueden darse en el mismo acto quirúrgico –en la gastroplastia vertical se deja el estómago reducido a un tubito, en vez de como una bolsa-, también hay complicaciones posoperatorias, como hemorragias –porque cosen el estómago por dentro- y de fístula –donde hay un paso de contenido del estómago al peritoneo-. “Es conveniente que el posoperatorio se haga en un lugar cercano al lugar donde se ha hecho la intervención”, señala Albillos. “Una cirugía bariátrica quirúrgica o endoscópica no es un procedimiento banal. Tiene que tener una adecuada cobertura y medidas de seguridad”.
En España este tipo de operaciones se realizan tanto a nivel público -a través de la Seguridad Social- como privado, siempre que se cumplan ciertos requisitos, como un índice de masa corporal mayor de 40, daño en un órgano, diabetes incontrolada o daño hepático precoz. “Irte a Turquía a reducirte el estómago son ganas de meterte en un lío y jugarte la vida cuando te puedes operar en España”, apunta Albillos.
Alerta en otros países europeos
En otros países europeos, las autoridades también están alertando a sus ciudadanos del peligro de viajar a Turquía para someterse a este tipo de operaciones. En Reino Unido reconocen que muchos británicos lo hacen debido a las largas listas de espera para estas intervenciones en su país. “He visto a pacientes a las que se les decía que se someterían a un tipo de operación, pero, cuando investigábamos, se les había sometido a otro procedimiento. He visto fugas o estrechamientos internos, uniones que no se habían hecho correctamente”, ha asegurado Ahmed Ahmed, cirujano de la Sociedad Británica de Cirugía Metabólica y Obesidad, al periódico británico The Guardian. “No digo que todas las cirugías bariátricas turcas sean malas, pero he visto una tasa de complicaciones más alta de lo esperado en personas que han viajado al extranjero para someterse a ellas”.
Casos de botulismo en Europa
Hace menos de un mes, el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades informaba de 53 nuevos casos de botulismo en pacientes que se habían sometido en Turquía a una intervención para perder peso mediante una inyección de toxina botulínica (más conocida como bótox) en el aparato digestivo. Previamente, el mismo organismo había informado de 14 casos en Alemania, uno en Austria y otro en Suiza por la misma circunstancia. Entonces, el Ministerio de Sanidad español aseguró que ninguno de ellos era español.
Todas esas operaciones se habían realizado en clínicas privadas en Estambul y Esmirna y algunos de los enfermos tuvieron que ser ingresados en la UCI.
El botulismo es una enfermedad rara pero grave, causada por una toxina que ataca los nervios del cuerpo y causa dificultad para respirar, parálisis muscular e incluso la muerte.
Las inyecciones de toxina botulínica gástrica, comúnmente conocidas como inyecciones de botox gástrico, se anuncian como una forma de relajar los músculos del estómago, con el objetivo de reducir el apetito y ayudar a perder peso. El tratamiento se ofrece como una alternativa económica y menos invasiva a la cirugía gástrica, aunque, según algunos expertos, es menos efectiva.