El escenario "desconocido" que plantea el récord de temperatura en los océanos: "Las consecuencias son imprevisibles"
En abril se han superado los 21 grados de temperatura media de los océanos: “No nos ha sorprendido, porque el proceso es imparable, pero cada vez nos preocupa más"
El calentamiento acumulado en los océanos hará que la atmósfera siga calentándose durante décadas, aunque recortásemos emisiones
Este verano, además, entrará el fenómeno de El Niño, y lo hará en un mar cuyas temperaturas acaban de batir todos los récords: “Es un desastre”
Ya es oficial. La temperatura media de los océanos ha batido su récord desde que hay registros, hace más de cuatro décadas. Hace unos días, la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos) constataba que ha superado los 21 grados centígrados. “Los océanos entran en territorio desconocido”, advierten meteorólogos y climatólogos, a quienes no sorprende en absoluto este nuevo récord.
“No nos ha sorprendido, porque el proceso es imparable, pero cada vez nos preocupa más. Que el agua del mar acumule calorías es un prolongador de los efectos del calentamiento global”, advierte el climatólogo de la Universidad de Alicante Jorge Olcina.
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El proceso imparable del que habla es el cambio climático. Lo ocurrido, una nueva constatación de sus efectos. Efectos que son causa a la vez. Estamos inmersos en un círculo vicioso imparable y que no parece reversible de momento. Al contrario, va a ir a más.
Porque, además, tenemos un fenómeno de El Niño a las puertas, que entrará este verano trayendo más calor a nivel global. Si El Niño “provoca una subida anómala de la temperatura del agua del mar”, este año lo hará en un mar cuyas temperaturas acaban de batir todos los récords. “Es un desastre”.
Temperaturas inéditas en el mar: más fenómenos extremos en la atmósfera
Hablamos, por tanto, de temperaturas nunca observadas antes en las aguas del planeta. “Las temperaturas globales de la superficie del mar ahora superan claramente los 21°C, lo que no se había observado anteriormente en ninguna época del año”, constata el meteorólogo de Meteored Francisco Martín en este artículo. Lo vemos en este gráfico de la NOAA.
“Los océanos y mares son verdaderos almacenes del calor, que hace elevar las temperaturas superficiales de sus aguas”, explica Martín. “Se comportan como acumuladores de calor”, dice Olcina. "Que rebasen los 21 grados es un síntoma de que el proceso de cambio climático está en plena actividad, que es imparable”.
El climatólogo advierte de que “las consecuencias de todo esto son imprevisibles, porque no se había trabajado con modelos de acumulación de calor en el mar con temperaturas tan altas”. De ahí el aviso de que “los océanos entran en territorio desconocido” con este récord. “Se comentaba que, si se superaban los 20 grados, habría que ajustar la modelización climática, porque los fenómenos atmosféricos empezarían a adquirir mucha más energía”, dice Olcina. “Ese calor acumulado en el agua del mar tiene que salir de alguna manera, y lo hace en forma de fenómenos atmosféricos extremos”.
Olcina cita, como ejemplo, “huracanes en el Caribe cada vez más intensos o lluvias torrenciales cada vez más frecuentes en la zona mediterránea”. El hecho es que “toda esa energía acumulada en los océanos tiene que desprenderse de alguna manera”. Porque cuando hablamos de calentamiento global, hablamos de un proceso en el que todo está interconectado.
Un círculo vicioso: todo está conectado
Las emisiones de CO2, que son el origen del problema, lejos de reducirse, siguen aumentando. De hecho, hace unas semanas, se han batido nuevos récords de acumulación de CO2 de origen antrópico en la atmósfera. “El proceso es imparable”.
Y si las emisiones de CO2 siguen aumentando, seguimos calentando la atmósfera, y como consecuencia, los océanos. “Como el calentamiento atmosférico sigue vigente, se va acumulando más calor en el agua". Todo ese CO2, al final, "va a un sumidero enorme, que son los océanos”, explica Olcina. Y hablamos de un proceso de ida y vuelta, un círculo vicioso.
“La atmósfera se calienta cada vez más, y ese calor se transfiere a los primeros 100 metros de las cuencas oceánicas, que son la profundidad de referencia y es la que más se está calentando a nivel global”. Porque en el medio natural, todo está conectado, recuerda Olcina. “Lo que ocurre en la atmósfera, ocurre en el mar y los océanos. Y viceversa. Es un todo integrado. Cualquier tecla que toques afecta al conjunto”.
Prolongará los efectos del cambio climático, al margen de las emisiones
Olcina insiste en que "el mar es un acumulador de calor y un prolongador de todo este proceso". ¿Qué significa esto? Que, en el supuesto hipotético e improbable de que “mañana cerrásemos emisiones y la temperatura de la atmósfera se fuera ajustando poco a poco, con el calor acumulado ya en los océanos y en los mares, tenemos proceso de calentamiento para dos décadas más”, asegura el climatólogo. Es decir, “todavía tendríamos temperaturas por encima de lo normal, al menos, durante dos décadas más”.
Esto es así porque “el agua tiene una inercia térmica, le cuesta desprender el calor el doble de tiempo de lo que le cuesta al aire”. Si hablamos de una temperatura de 22 grados en los océanos, por ejemplo, para que baje a una temperatura normal (19,5 o 20 grados) tardaríamos el doble de tiempo de lo que tarda la atmósfera”. Si el aire puede bajar un grado en 50 años, en el agua del mar se tarda el doble, explica el climatólogo.
Olcina resume en dos, por tanto, las consecuencias de este récord de temperatura en los océanos: "prolonga los efectos de cambio climático y otorga más energía a los procesos atmosféricos”, sobre todo a los que tienen que ver con la lluvia: ciclones tropicales, DANAS en el Mediterráneo…
Hablando del Mediterráneo, el climatólogo recuerda que es “un caso singular”. Porque, en ese calentamiento que están sufriendo los océanos a nivel global, hay mares que se llevan la palma. “El mar Mediterráneo es un punto caliente dentro de las cuencas oceánicas, es de los mares que más se ha calentado en los últimos 30 años”. Y los efectos de esto ya los estamos padeciendo. ¿Recuerdan las “noches tropicales” de los últimos veranos? Pues van a ir a más. “Con un mar Mediterráneo cálido aumenta el calor nocturno, sobre todo en las zonas costeras próximas al mar. Si tienes un mar a 25 o 26 grados en julio, por ejemplo, la temperatura nocturna no puede bajar por debajo de esos grados”.
Y además, desde este verano, El Niño
Y todo esto está ocurriendo en abril, en plena primavera, con un verano por delante que se prevé más cálido de lo normal, como viene siendo habitual en esta década. Y en el que se espera que entre el fenómeno de El Niño, que implica "una subida anómala de la temperatura del agua del mar”, como explicaba Martín en NIUS hace un mes. “El Niño no se ha desarrollado y se espera que lo haga a partir del verano”, advierte ahora el meteorólogo, lo que “añadiría un plus más a las altas temperaturas globales en el Pacífico ecuatorial”. Olcina también es tajante. ¿El Niño puede hacer que aumente todavía más la temperatura oceánica? “Sí, sin duda”.
El Pacífico es “la zona matriz” en la que se desarrolla este fenómeno, aunque sus efectos se van a notar a nivel planetario. Y este año, El Niño “va a encontrar un Pacífico más cálido y con fenómenos extremos muy violentos”. Olcina habla de “lluvias torrenciales e inundaciones en la parte de Sudamérica y sequías intensas en la parte australiana”, desde este verano.
Advierte, no obstante, de que en España, y en el hemisferio norte en general, tardaremos algo más en notar sus efectos. “Creo que se notarán más de cara al 2024, porque es un proceso acumulativo. Empieza en julio-agosto, pero en el hemisferio norte sus efectos no se van a manifestar hasta la primavera-verano de 2024”.
Lo que sí está claro, para meteorólogos y climatólogos, es que cada vez El Niño es más intenso. “En este proceso de cambio climático, cada Niño de este siglo 21 está siendo más intenso y más enérgico. Y es lo que se prevé para El Niño de este verano”.