La historia surrealista la está viviendo una familia de Villanueva de Viver, uno de los 15 municipios de Castellón asolados por el incendio que arde desde el jueves pasado. Miles de vecinos tuvieron que salir con lo puesto y apenas una muda, entre ellos una mujer de 92 años con demencia, que necesita su medicación diaria. A pesar de las gestiones de su familia chocan contra una herramienta tecnológica que rechaza la dispensación, porque ya lo hizo, pero, claro, los fármacos quedaron en la casa, a merced de las llamas.
Roser Gimeno es de Arañuel y la abuela, Leonor, de 92 años, de Montanejo, pero por culpa del incendio han tenido que cambiar de sitio tres veces y "ya la pobre mujer no sabe ni dónde está", comenta al teléfono Roser al contarme la desesperación de quedarse sin la medicación de la anciana, aquejada de demencia senil, que toma seis o siete pastillas al día. El jueves fueron desalojados y Roser Gimeno y su marido solo cogieron medicamentos para dos días y "hoy es el último día que tienen. No saben qué pasará mañana.
Roser está indignada. "El sistema informático está por encima de las personas", porque esos medicamentos "los recogí hace una semana" y ahora "el programa electrónico no permite la dispensación", aunque el médico de familia de un pueblo cercano se los haya puesto en la receta electrónica.
"La médica del ambulatorio me lo prescribe, pero el sistema informático no deja que me lo den ."La farmacia no puede dispensármelo" porque el sistema no lo permite, pero tampoco pueden ir al pueblo a buscarlo, porque es peligroso y "no nos dejan entrar. Se fueron temprano este martes al hospital de Castellón y les dijeron que no pueden hacer nada, porque el programa informático se lo impide. "Son medicamentos controlados", clama Roser Gimeno, atrapada en un círculo tan infernal como las llamas que rodean sus casas desde hace días.
¡Hay medicamentos que hasta dentro de un mes no me van a salir, comenta. La misma situación se repite con "mi marido que está con un corticoide. Todos son medicamentos que saqué la semana pasada, pero no puedo ir a por ellos".
Ahora están alojados, gracias a los propietarios que los han cedido gratis, en uno de los apartamentos Wey en el Grao de Castellón. Es imposible estar en un albergue con una persona de 92 años en este contexto. "Leonor no entiende dónde está y nos pide que la llevemos a su casa. Le hemos dicho varias veces que no se puede por las llamas, pero ella no lo entiende".
Ni en el médico de familia, ni el hospital de Castellón pueden hacer nada. Y la familia se queda en el limbo de la desesperación de no saber quién puede resolver los medicamentos de Leonor. Ya se sabe que las máquinas no tienen corazón, pero ¿y las autoridades sanitarias de Castellón?
Las llamas que asolan la localidad de Castellón han calcinado 4.300 hectáreas y mantienen a casi 1.500 personas fuera de sus casas. Sin embargo, Roger cuenta que este incendio era algo que "todos los vecinos sabíamos que iba a pasar. Los pinos llevan tirados en el monte desde una nevada que hubo hace 6 años; ¡no han recogido ni solo un pino!", asegura Roser, que culpa "a los que están en los despachos" del desastre que están viviendo.
"Si el monte no se limpia pasa lo que está pasando. Los incendios se previenen en invierno. Con el río, lo mismo, porque está lleno de mierda y hay que mantenerlo limpio. La gente que está en los despachos no entienden que así no se puede tener el monte y el río". Ni la dispensación de medicinas.