Continúa el juicio contra Francisco Javier Almeida, conocido como ‘el asesino de Lardero’, acusado de acabar con la vida de Álex, un niño de 9 años, en la localidad riojana, el 28 de octubre de 2021, tras agredirle sexualmente. Hoy han prestado declaración agentes que entrevistaron a otros niños testigos del rapto y varios peritos involucrados tanto en el informe mental del acusado como en los relativos a los análisis de fibras, restos orgánicos y sangre.
En la sala, los especialistas han dejado claro que Almeida era perfectamente consciente de lo que hacía. “No presentaba alteración psicopatológica alguna”, ha subrayado uno de los peritos a cargo del informe mental, y tampoco “alteraciones de la memoria”, como habría referido el ‘asesino de Lardero’.
“Se acuerda perfectamente de que consumió siete botellines de alcohol y no se acuerda de nada de los hechos. No es muy congruente”, ha señalado el perito, quien ha señalado que tampoco intento recurrir a “ninguna teoría” para justificarlo.
“No había intoxicación con alcohol y no había abstinencia”, ha señalado, subrayando que tampoco se objetivan “alteraciones amnésicas”.
“Puede retener conocimientos nuevos y puede evocarlo perfectamente”, ha insistido el especialista, indicando además que no presenta “ninguna resonancia afectiva” por lo ocurrido. “No hay una implicación anímica muy grande en el hecho que ha realizado y no está preocupado; no elabora el por qué no recuerda los hechos”, ha explicado el perito.
Ni las capacidades cognitivas ni volitivas de Francisco Javier Almeida estaban afectadas en el momento en que se produjeron los hechos. Dicho de otro modo: sabía perfectamente lo que hacía y quiso hacerlo.
Fue a las 2:46 horas del 29 de octubre, es decir, unas cuatro horas después de los hechos, cuando al ‘asesino de Lardero’ le vieron varios especialistas sin que “nadie reflejase ningún estado de embriaguez ni nada”. “Le ven distintos psiquiatras y aunque está en prevención de suicidios comentan que no tiene ni ideas de suicidio ni ideas de muerte, ni tiene ninguna patología psicótica. Lo único que refieren, básicamente, es insomnio y quebrantamiento anímico, y no existe como diagnóstico quebrantamiento anímico; o sea no refiere nada más”.
Francisco Javier Almeida, defiende, controla en todo momento la situación y no se deja llevar por los impulsos. “No tiene repercusión afectiva sobre la cuestión que realizó. En ese sentido sí podríamos decir que es fría, pero es una persona que sabe lo que dice y sabe lo que hace”, ha señalado el perito, explicando que “es una persona normal capaz de elaborar un plan” y ejecutarlo.
Los primeros en prestar declaración han sido los agentes de la Guardia Civil especialistas en obtención del testimonio infantil que entrevistaron a tres niños que fueron testigos del momento en que se llevaban a Álex del parque en Lardero. Los tres “coincidían” a la hora de identificar al acusado. También Claudia, una niña de 4 años a la que, a diferencia de los otros dos, más mayores que ella y a los que les preguntaron poco después del suceso, la entrevistaron al día siguiente.
“Por su edad tenía más limitaciones. Dieron detalles muy coincidentes y Naomi e Ismael no tenían ninguna duda sobre de quién estaban hablando”. “Claudia, al preguntarle un poco de manera abierta por las cosas que había realizado el día anterior, en su relato sí que refiere que Álex se fue con un señor. A partir de ahí se toma esa verbalización un poquito para tratar de ir trazando con ella qué es lo que vivió. Refiere efectivamente que estaban jugando en un parque, en Lardero, que a su lado además había un local y que en un momento dado este señor se les acerca y ofrece a Álex enseñarle una perrita. Entonces ella sabe, porque ella lo vio y así lo refiere en la exploración, que Álex se fue con este señor. Pasaron a través de lo que ella denomina el pasaje y se introdujeron en el portal”, han recordado.
La declaración de los niños a los que entrevistaron con muy poco lapso de tiempo tras los hechos fue “coherente” y “consistente”. Todos, además, sitúan al acusado en el mismo sitio.
No solo las declaraciones de los niños apuntan a Francisco Javier Almeida, sobre el cuál además advertían que les vigilaba. También los informes de los análisis de fibra, restos orgánicos, sangre y ADN le señalan directamente.
Concretamente, se ha detectado sangre Álex en el pantalón azul marino del acusado, así como en la bata blanca del niño. Además, se han encontrado restos orgánicos del niño en el dedo pulgar de la mano izquierda de Almeida y en el jersey de color gris.
Al mismo tiempo, los especialistas han hallado una mezcla de perfiles genéticos tanto de Álex como del acusado. Había sangre que coincide con el perfil genético de ambos tanto en la zapatilla y el pantalón de color azul marino del llamado ‘asesino de lardero’ como en la cavidad oral derecha del niño.
“La sangre, en esos restos orgánicos que hay, a partir de los cuales se obtiene la mezcla de perfiles genéticos, se detecta sangre. No quiere decir que sea de una persona o de la otra o de los dos. Es una mezcla que no se determina. No se puede separar de quién procede”. Es de Álex, del acusado o de los dos, han detallado los especialistas.
Los restos orgánicos, en esa mezcla que puede ser de los dos, están presentes “en el dedo pulgar de la mano izquierda, el dedo anular de la mano derecha, los dedos y palmas de ambas manos y en el interior y en el exterior de la zapatilla de Almeida”. También “en los ocho fragmentos de uña de Álex, en el interior y en el exterior de ambos calcetines y en el calzoncillo que llevaba”.
Del mismo modo, también se han encontrado esos restos “en la camiseta de manga larga de color blanco del acusado, en su jersey de color gris, en el pantalón azul marino y en el calzoncillo del acusado” que llevaba. Además, también había restos en la peluca, en los zapatos de Álex, en el pantalón elástico que llevaba y en la bata.