Álex, el niño de 9 años violado y asesinado en Lardero, tenía restos del acusado en sus uñas. Eso demuestra que el pequeño se defendió como pudo del procesado, Francisco Javier Almeida. Hoy se celebra la tercera jornada del juicio en el que piden prisión permanente revisable para el acusado. Ayer se presentó como prueba una carta en la que Almeida reconoce el crimen.
Francisco Javier Almeida cazó a Alex después de vigilar a los niños en el parque. Los testigos han relatado en la Audiencia Provincial de Logroño que se sentó en el parque a elegir a su víctima.
Sin embargo, Álex, de 9 años, no fue su primera opción. Lo ha explicado ante el jurado popular el padre de Claudia de 4 años, testigo directo del rapto de Alex. “Entró corriendo y me dijo Papá un señor se está llevando a Alex, me dijo que le había propuesto irse con él y ante la negativa fue a por Alex”. La pequeña Claudia señaló el camino por el que se llevaron a su amigo pero ya no lo encontraron.
Mientras le buscaban, las cámaras grabaron a Almeida llevando a cabo su plan. “Le da indicaciones al menor, muy oportunas para que no vaya en el ascensor y suba por las escaleras”, ha dicho un investigador del crimen de Lardero en el juicio. El procesado no quería que les vieran juntos.
El acusado evitaba que los vieran juntos pero las pruebas biológicas son incontestables. Álex se defendió como pudo. “En 8 de sus 10 uñas de las manos hay restos de material genético del acusado”, afirma el agente.
Francisco Javier Almeida estaba lúcido, según los investigadores. Además, tiempo después escribió al director de la cárcel de Logroño en una carta. “Soy el que ha matado al niño de Lardero”. Es su confesión. La única vez que el acusado habría reconocido el crimen.