España vuelve a movilizarse por el Día Internacional de la Mujer. Este 8 de marzo de 2023, para el que se han convocado multitud de marchas y concentraciones, Informativos Telecinco ha entrevistado a varias mujeres que, desempeñando su labor en profesiones tradicionalmente reservadas, asociadas u ocupadas mayoritariamente por hombres, explican que, aunque se han producido significativos avances, todavía queda camino por recorrer.
A vece se olvida o no se sabe, pero las mujeres están detrás de inventos como la calefacción central, el primer algoritmo informático o la primera nevera eléctrica. Tiene que llegar un día como hoy para recordarlo o para hablar de historias de trabajadoras que se han hecho un hueco en un mundo de hombres. Como Elena que conduce maquinaria pesada o Rosario, conductora de autobús.
A algunas de estas mujeres les tocó abrir camino en sus profesiones. Como a Elena que hace 20 años no lo dudó y se atrevió a manejar una Bulldozer en la empresa familiar. A día de hoy sigue siendo casi la excepción. Entre las pocas que hay está Ohianna. lleva dos años como maquinista minera. Orgullosa de sus pequeños logros como meterse en el grupo de mensajes de la empresa. Y convencida de que los límites no son cuestión de género. Tenemos menos cuerpo y cargamos menos pero a un hombre delgado y con poca fuerza le pasaría lo mismo", señala a Informativos Telecinco.
Desde su autobús Rosario ha visto cómo ha ido evolucionando la sociedad. "Nadie se lleva ya las manos a la cabeza", dice. Rosa recuerda que en sus inicios como policía hace 15 años algunos compañeros se burlaban. Hoy está orgullosa de ser una referente con sus charlas para algunas niñas. En las nuevas convocatorias se quiere duplicar su presencia y el 40 por ciento de las plazas están reservadas para ellas.
Así lo demuestra también, en esa precisa materia, el último informe 'Brecha salarial y techo de cristal' de los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), que el pasado 22 de febrero, coincidiendo justamente con el ‘Día para la Igualdad Salarial’, publicaban unos resultados concluyentes: las mujeres cobran una media de 4.713 euros menos al año que los hombres. Es más, según los últimos datos disponibles, la llamada ‘brecha salarial’ aumentó en 2021; un 2,6% más, concretamente, al reducirse el número de personas afectadas por ERTE Covid y dedicar las mujeres más tiempo que los hombres a los cuidados al finalizar los confinamientos de la pandemia, según señala Gestha.
Todo ello, básicamente y según el citado informe, en términos porcentuales significa que las mujeres tendrían que cobrar un 25,5% más para igualar el sueldo de los hombres. O dicho de otro modo: todavía hoy no hay igualdad tampoco en este aspecto, aunque se estén produciendo avances que, también según Gestha, han contribuido a la “reducción” del plazo para acabar con estas desigualdades; un plazo que iría como mínimo a los 40 años, según estiman, y que queda demasiado lejos.
Entrevistada ante nuestras cámaras, Raquel, una mossa que lleva 15 años en el cuerpo de los Mossos d’Esquadra, nos cuenta cómo, tras desempeñar puestos de responsabilidad en otros sectores, encontró en las fuerzas y cuerpos de seguridad catalanas la forma de compatibilizar su vocación con una estabilidad y unas condiciones dignas para ella y su familia.
“El hecho de decidirme para ser policía fueron varios motivos: el primero era para cubrir una necesidad vital de ayudar a los demás. Era lo que me empujaba a sentirme más autorrealizada”, cuenta, indicando que “si bien es cierto que otros oficios como la Medicina también cubren ese objetivo, también necesitaba cierta estabilidad económica para cubrir la economía familiar”. “Eso fue un hecho detonante también a la hora de escoger esta profesión”, explica.
A la hora de entrar a los Mossos, señala, no tuvo “dificultades”, pero no fue así siempre: “Anteriormente, en cambio, sí que las tuve en el sector privado, porque tuve trabajos de buena responsabilidad y, a diferencia del resto de la plantilla, por el hecho de ser mujer, mi salario era mucho más inferior”.
Raquel, que tiene un currículum impecable entre el que destacan el manejo de seis idiomas, incluido el chino, además de ser piloto de avión privado y de drones, explica que fue otra víctima de la brecha salarial: “Tuve más dificultades por el hecho de estar en el sector privado, por la desigualdad salarial con las mismas obligaciones y responsabilidades, que no en el hecho de ser policía”, subraya.
Hoy, con orgullo, explica que está contenta con su trabajo en el cuerpo policial, donde los hombres siempre han sido mayoría; una tendencia que está cambiando debido a las medidas adoptadas por los Mossos d’Esquadra en su ‘Plan de Igualdad’.
En estos momentos, se estima que hay un 22% de mujeres en el cuerpo, pero ya el año pasado se reservó el 40% de las plazas para ellas, y este año se repite.
“Esta reserva del 40%, sinceramente, a mí al principio me pareció un porcentaje muy alto; una medida muy drástica. Pero fue fruto también de la ignorancia, porque desconocía los motivos por los cuales se había hecho esta reserva”, afirma, con total sinceridad y argumentando: “Tenemos que pensar que partimos de una desigualdad estructural arrastrada hace mucho tiempo y también motivada por los requisitos que había de entrada para las mujeres. Por ejemplo, antes se pedía una estatura mínima de una mujer de 1,70 metros, y no era un reflejo de nuestra sociedad, cuando la media española es de metro sesenta y pico. Eso penalizaba sobre todo a las mujeres, porque pocas personas podían cumplir ese límite de estatura”, explica.
En este sentido, detalla, las pruebas físicas de entonces “eran de alto rendimiento”, pero ahora “se han vuelto muchos más asumibles”, algo que está contribuyendo también al cambio de tendencia. Lo mismo sucede respecto a los conocimientos en lengua extranjera: “Ahora no se pide la titulación”, aunque, “se valora muchísimo, porque somos un reflejo de la sociedad”. “No podemos obviar nuestra idiosincrasia como territorio, y evidentemente tenemos que ser un reflejo de ello”, precisa.
Todo en conjunto, está ayudando a que las mujeres se integren en una formación en la que antes apenas tenían presencia: “Si no se tomara esta medida y siguiéramos al mismo ritmo que cuando yo entré, no llegaríamos hasta este 40% hasta el año 2080, y eso no es asumible”, denuncia Raquel, quien invita al resto de mujeres que se estén planteando seguir un camino similar al suyo a no tener miedo: “En cuanto a las pruebas físicas hay baremos por género, también por edad. Hay muchas unidades en las cuales la mujer tiene mucha cabida, y yo creo que somos diferentes y que todos podemos aportar cosas diferentes, y al fin y al cabo esta sinergia es la que nutre al cuerpo”, defiende.
Con satisfacción, y sobre todo “esperanza”, ahora espera que pronto los Mossos pueden llegar a contar con ese 40% de mossas deseando que esta medida, “que de momento es temporal, se pueda eliminar en breve”, lo cual sería una buena noticia.
Cuando ella entró a formar parte del cuerpo, cuenta, más que presión social, lo que encontró, aparte de las barreras de entrada relativas a los requisitos, fue la “falta de referentes, porque no había muchas mujeres en la calle y tampoco había mucha visibilidad hasta el momento”.
Hoy, feliz por su trayectoria y por ver que se está allanando el camino en su profesión para que haya más mujeres junto a ella, echa la vista atrás para revelarnos una anécdota: “Recuerdo una vez, –dando una de las charlas en 1º de ESO–, que varios niños me preguntaban que si llevaba pistola, que cuántos proyectiles llevábamos en ella, que si había disparado alguna vez a alguien… Acabó la charla, sonó la sirena del patio y, al finalizar la clase, me detuvo la tutora y siete niñas. La tutora me comentó que había escuchado que quien iba a impartir la exposición era una mujer policía, y que había ciertas niñas que querían hacerme una pregunta, pero no dentro de la exposición sino al finalizar la clase. Entonces, yo me detuve, pregunté cuál era la pregunta que tenían y las niñas me dijeron que qué tenían que hacer ellas para ser policía como yo; que qué requisitos se pedían para ser mossa d’Esquadra”.
“Yo en esos momentos me sentí como un referente. Respondí a la pregunta y tengo que decir que para mí fue muy satisfactorio volver a la comisaría pensando que ya estaban empezando a cambiar las cosas y que había niñas que ya se estaban planteando oficios que, por antigüedad o por ente, nunca se habían ni siquiera planteado hacer”.
Como Raquel, Rosario Echepares es también otra mujer que desempeña su trabajo en una profesión habitualmente ocupada por hombres, en su mayoría. Desde 2016 hasta la actualidad ejerce como conductora de autobuses de TMB, red de Transportes Metropolitanos de Barcelona.
Fue con 18 años cuando se sacó el carnet de conducir y, desde entonces, siempre veía los autobuses y pensaba: “Qué novedoso, tan grande, y qué curioso también circular por la ciudad; por diferentes puntos de la ciudad”. Por ello, no dudó un instante y, teniéndolo claro desde el principio, empezó a sacarse también todos los carnets para opositar a las bolsas de TMB.
“El incentivo es que cada día es diferente, cada servicio es diferente. Conoces muchos puntos, conoces mucha gente y tratas mucho con la gente. Y eso, el día a día, pues te abre también la mente, te hace aprender”, cuenta, reivindicando su desempeño.
“Yo creo que tanto el hombre como la mujer pueden conducir igual, lo que pasa es que cada uno tiene su perfil. Es decir, yo pienso que la mujer quizá es más sensible, más tranquila, tiene más empatía... Que no digo que el hombre no lo tenga, pero quizás ahí vienen los diferentes caracteres tanto de un hombre como de una mujer”, opina, matizando que, no obstante, “en sí somos muy parecidos”.
Actualmente, en el caso del as conductoras de autobuses la presencia de mujeres en el equipo es de apenas un 7%, aunque también se están impulsando campañas de igualdad para luchar contra esta situación: “Yo creo que quizás muchas de ellas no se lo plantean. Es cuestión de plantearse qué es lo que te gusta y, una vez ahí, decidirte y realizarlo, igual que fue mi caso”, apunta Rosario, señalando que específicamente en TMB también están trabajando para incentivarlo.
Preguntada sobre si es diferente ascender siendo mujer, explica: “Esta es una de las cosas positivas que tiene TMB; que te puedes desarrollar en diferentes áreas. Es decir, tú puedes opositar para diferentes puestos. Cuando llevas un tiempo, una experiencia, salen unas bolsas, unos exámenes, y puedes opositar a otros puestos. Y a eso puede acceder tanto un hombre como una mujer perfectamente desde que conduce; cualquier persona que trabaje en TMB”, explica, asegurando que en la empresa ve todo “muy natural, familiarizado”.
Sobre ello, además, indicando que las instalaciones en su trabajo están perfectamente condicionadas para hombres y mujeres, apunta que si una de ellas se queda embarazada “automáticamente” sale de la conducción y “ejerce otro tipo de tareas”
Respecto a su experiencia como conductora y si se ha encontrado con reacciones negativas por ser mujer, Rosario se muestra convencida de que “el sistema está cambiando”. “Ya cuando ven a una mujer joven no se ponen las manos en la cabeza. Ya la gente va empatizando y va viendo que una mujer puede hacer perfectamente la función. Y hay gente que se queda más tranquila, incluso”, asegura.
Pese a ello, tal como señalan, y como recoge el informe de Gestha, todavía hay mucho por hacer en el camino de la igualdad.