Decenas de personas se han concentrado en el portal de la familia de las gemelas de Sallent en una movilización organizada para pedir “justicia” y gritar “stop bullying” mientras la investigación para averiguar qué llevó a Alana y Leila a tirarse desde un tercer piso continúa. Las últimas hipótesis apuntarían a que, tal como defiende el entorno de las niñas y varios de sus compañeros, sufrían bullying y transfobia, y así lo habrían expresado ambas en unas cartas que escribieron antes de precipitarse.
Alana, la menor fallecida, se sentía incomprendida. Quería ser un niño y que le llamasen Iván, y ello podría haber aumentado las burlas y el acoso escolar que la familia insiste que sufrían. Leila, su hermana, –quien no murió y se encuentra herida grave–, no quiso dejarla sola ante la decisión que había tomado y saltó con ella.
Desde la familia insisten en que sufrían acoso escolar. También una madre de un niño que era compañero de ambas lo señalaba: “Me comentó mi hijo que a veces sí se habían reído por el cambio de nombre relataba ante las cámaras, explicando también que el acento de ambas, de origen argentino, había sido motivo de burla.
Lo mismo corrobora la mejor amiga de la menor fallecida: “Las acosaban, las rodeaban, las pegaban, y cuando se cortó el pelo una de ellas empezaron a molestar con cosas de transexualidad”.
El propio Ayuntamiento de Sallent reconocía que la familia recibía ayuda económica y psicológica desde los servicios sociales, aunque aseguran que no tenían noticia del posible acoso. Tampoco el Instituto, que desde un primer momento señaló que no constaba ningún expediente abierto por bullying hacia ellas, algo completamente distinto a lo que subraya la familia y el entorno de las niñas.
El centro educativo sí ha activado ahora el protocolo para investigar posibles errores ante el supuesto acoso de las gemelas, mientras los Mossos d’Esquadra trabajan sin descartar ninguna hipótesis, analizando las causas del suicidio desde una perspectiva multifactorial.
Mientras, decenas de personas se han movilizado para recorrer las calles Sallent, pasando por el Ayuntamiento, el colegio en el que estuvieron las niñas y su instituto, clamando justicia y denunciando el acoso escolar.
En un discurso cargando contra la lacra del bullying y la ineficiencia de los protocolos para combatirlo, hay quien ha señalado que no van a parar “hasta cerrar el instituto” en el que cursaban sus estudios.
“Estamos concentrados en el colegio porque aquí es donde empezó el acoso escolar de las dos crías, de las cuales una ha fallecido. Aquí está su tía y estamos aquí porque no queremos que haya más acoso escolar ni en institutos ni en colegios, porque ya estamos hartos de que haya suicidios por culpa de todo esto. Si no se para esto, nosotros vamos a luchar hasta el final hasta que cierren el instituto. Esto no es un instituto, es una cárcel. Lo digo así de claro, y que se entere el director, que todo lo que ha dicho es mentira: aquí siempre ha habido acoso escolar, y no me da vergüenza decirlo”, ha subrayado un joven.