El Ministerio de Educación no tiene claro todavía si incluirá o no la prueba de madurez en la nueva Selectividad que se pondrá en marcha a partir de 2024. En su día, el departamento que dirige Pilar Alegría anunció que esta prueba de madurez era la principal novedad de la nueva Evau. La idea era reducir drásticamente el número de exámenes por asignaturas y, a cambio, integrar la evaluación de distintas materias en torno a esta gran prueba de madurez de carácter competencial.
“En diciembre ya se anunció que en la fase transitoria no iba a haber prueba de madurez. No es ninguna novedad. Ahora lo que estamos definiendo es el modelo de examen. Se podrá llamar prueba de madurez o no, pero, a día de hoy, de eso no hay nada. No está definido cuál va a ser el modelo. A lo mejor en 2027 se llama prueba de madurez o sigue habiendo seis exámenes como ahora”, aseguran fuentes de Educación a NIUS.
El objetivo de la prueba de madurez era poner a prueba las destrezas lingüísticas de comprensión y redacción del alumno -con partes en castellano, en lengua cooficial (en los territorios donde la haya) y en lengua extranjera (normalmente, inglés)- y que acabase integrando también la evaluación de la asignatura de Historia de la Filosofía y la Historia de España. La actual prueba de acceso a la Universidad evalúa por separado cada asignatura.
Lo cierto es que esta prueba de madurez había recibido múltiples críticas desde distintos sectores: no solo de los partidos de la oposición sino también del mundo académico, entre ellas, la Real Academia de la Lengua, que criticó la prueba por reducir contenidos en Lengua, Literatura y capacidad crítica, o la Red Española de Filosofía.
El espíritu del borrador del nuevo real decreto de Selectividad, al que ha tenido acceso NIUS, es establecer una prueba más competencial en general, menos memorística y más homogénea entre las 17 comunidades autónomas, uno de los grandes reclamos del PP.
El texto, que será aprobado en junio, recoge novedades. La de mayor calado, quizás, es que los alumnos tendrán más tiempo para realizar cada uno de los exámenes -105 minutos en vez de 90-. El objetivo es que tengan “más tiempo para la lectura de cada ejercicio, su análisis y producción”, teniendo en cuenta que serán pruebas más competenciales en línea con la nueva ley educativa Lomloe que ya ha empezado a aplicarse en colegios e institutos.
Los estudiantes podrán elegir, además, entre examinarse de Historia de España o Historia de la Filosofía. Esta última es una nueva asignatura obligatoria en el currículo de segundo de Bachillerato y Educación. La idea es no cargar demasiado esta prueba con otro examen más.
La nota final tras la revisión de un examen es otra de las modificaciones incluidas en este borrador. Si un alumno no está de acuerdo con la nota de un examen de Selectividad puede solicitar que se revise. Ahora si la nota de esta segunda corrección es igual o superior a dos puntos, un tribunal de oficio debe revisarlo también. La calificación final se calculaba hasta ahora haciendo media con las tres notas, pero en la nueva selectividad será con la que califique el tribunal de oficio.