Ana Hellen Mena siempre ha sido una mujer. Pero al nacer le llamaron Sergio. Siempre pensaron que era un varón. Y él desde lo 9 años pensó que era mujer. Con 11 años sufrió los síntomas de la regla. Tenía escroto, pero no testículos. Nadie le hizo pruebas porque no tenía 14 años. El infierno personal seguía. “He sufrido bullying por ser gay, cuando podría haber sido siempre Ana Hellen desde pequeña, ha sido muy difícil para mí”, confiesa al criticar la negligencia médica de su caso
Con 21 años decidió dar un paso al frente. Dijo a los seres que quería que se consideraba transexual. Pero lo que no sabía era que su cuerpo ya era de una mujer. Descubrió su realidad física hace dos años, tras iniciar el proceso para cambiar de sexo. "Descubrí quién era cuando me dijeron que nunca había sido Sergio, que tenía órganos de mujer, que yo ya era tal y como me sentía”. Ahí supo que tenía útero, ovarios, trompas de Falopio y el clítoris y los labios vaginales están desarrollados como un micropene,
Con 21 años decidió dar un paso al frente tras una infancia muy dura en la que fue víctima del bullying. Esa es una realidad que sí que no evoluciona con los años. Los datos lo dicen todo. Los delitos de odio homófobos aumentaron un 67 % el pasado año, los cuales más del 80 % no se denuncian.
Ana finalmente decidió dar el paso de su transición a los 21 años, pero no fue hasta solo dos años cuando se enteró de que era una mujer, tanto por fuera como por dentro. Era intersexual, una condición genética con la que las personas nacen con genitales masculinos y femeninos y que afecta entre un 0,05 % y un 1,7 % de la población.
“He sufrido bullying por ser gay, cuando podría haber sido siempre Ana Hellen desde pequeña, ha sido muy difícil para mí”, confiesa al criticar la negligencia médica de su caso
Ana cree que ha vivido 26 años engañada: "Te dicen a los 26 años que toda tu vida ha sido una mentira. Nunca has sido Sergio -el deadname que le pusieron al nacer-, tú nunca has sido un hombre y siempre has sido una mujer". Lo que, tras algunas pruebas de cromosoma (que es lo que realmente identifica al sexo), cree que podría haberle ahorrado muchos problemas. El ser diferente al resto de niños le llevó a convertirse en el centro de una vorágine de maldad, en el que se metían con ella por su condición sexual, vestimenta, etc. Echó en falta ayuda psicológica.
Tras años y años sufriendo esas humillaciones, entró en depresión, lo que le llevó a abandonar los estudios antes de acabar la secundaria. Desde pequeña soñaba con ser meteoróloga pero, no aguantaba las burlas, los comentarios ni las miradas que dolían. Pero finalmente, tras los años, se armó de valor y retomó los estudios y consiguió terminar aquello que abandonó.
El motivo de su intersexualidad puede ser debido a las pastillas anticonceptivas que tomó su madre durante el embarazo, que ella desconocía, según NIUS. “Esto me ha hecho más fuerte, he aprendido a amar mi cuerpo con lo que tengo”, afirma Ana Hellen. Su diagnóstico es intersexualidad 46XX, en la cual sus cromosomas se corresponden con los que son típicos en mujeres, pero sus genitales externos son propios de un varón.
“Mi operación es muy fácil, más que la de una persona transexual, pero la pérdida de sensibilidad me genera incertidumbre”, relata. Por esto, ha decidido no someterse a ninguna intervención. “Quiero a mi cuerpo tal y como es, esto no me hace sentirme menos mujer”.
Contando su historia a través de las redes sociales ha podido ayudar a muchas personas que le han escrito creyendo que están en la misma situación que estaba ella. “Por ayudar a los demás en este proceso, ha merecido la pena dar a conocer mi historia”.