Sus dedos no se despegan del móvil, pero a ocho de cada diez jóvenes les genera ansiedad llevarse el teléfono al oído para hacer una simple llamada.
Las aplicaciones de mensajes y la inmediatez que imponen las redes sociales están cambiando -y no siempre para bien- la manera de relacionarse de las nuevas generaciones.
Su forma de comunicarse ha cambiado, los jóvenes son más de mensaje de texto o audio, en lugar de la clásica ya conversación por teléfono. Este tipo de comunicación tiene sus cosas buenas y malas.
Los mensajes es comunicación sintética, enlatada, pero fría. Ellos prefieren la inmediatez y la capacidad, el tiempo, para reflexionar la respuesta. Pero hay muchos inconvenientes, lo dice la ciencia a través de varios estudios.
En los mensajes o audios se pierden las emociones, el tono, y la humanidad. No es la mejor forma de arreglar un conflicto o una conversación incómoda.
Por eso los psicólogos siguen recomendando la conversación, charlar. Las palabras crean vínculos y evitan malentendidos, un mensaje agresivo lleva una respuesta en el mismo tono, sin la diplomacia del cruce de palabras.
Se van diluyendo las charlas en la era virtual y exprés. Casi el 80% de los jóvenes experimenta aprensión y ansiedad si tiene que llamar.