Los datos de suicidio en España son demoledores: se suicidan de media 11 personas cada día, según conocíamos este jueves en un informe realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), del Centro de Investigación Biomédica en Red Salud Mental (Cibersam) y del hospital del Mar de Barcelona. Las cifras activan las alertas sobre la salud mental y obligan a desterrar un tema que no debe ser tabú. Lo subrayan Yolanda y Jonathan, dos personas que intentaron quitarse la vida y hoy, luchando, han conseguido “salir del pozo” en el que sentían que se encontraban.
“Me quise quitar la vida dejando una niña recién nacida”, cuenta Yolanda, asumiendo el difícil acto de hablar de una experiencia así para intentar ayudar a otras personas.
En su caso, los abusos sexuales y la violencia de género la arrastraron a un abismo. “Era un estorbo en la familia”, llegó a pensar, explicando que ni siquiera es fácil buscar ayuda en los entornos: “La vergüenza me lo impedía”, confiesa.
“Yo solo le hice una carta a mi madre, pidiéndole perdón”, relata, sin poder contener las lágrimas.
Hoy, sin embargo, su mensaje es directo para los que están en riesgo: “¡Contadlo, no os dé vergüenza! ¡Luchad, que hay salida!”
En el caso de Jonathan, su instinto de supervivencia fue más fuerte que su deseo: “Intenté tirarme desde un tercero abajo. En vez de saltar, mi cuerpo lo que hizo fue agacharse”.
Hablando también delante de las cámaras para romper tabúes para ayudar a quienes pueden llegar a estar en una situación similar, relata que un despido y el aislamiento social le llevaron a intentar quitarse la vida.
“El día después para mí fue un poco silencioso. Nadie supo de ese intento de suicidio hasta meses después”, explica, señalando que a los demás “no se les pasaba por la cabeza” que pudiese estar en una situación así.
Sin embargo, como Yolanda, subraya: “Salí de aquel pozo”.